Según el diccionario de la Real Academia Española, la violencia es una acción violenta o contra el natural modo de proceder. Y que una acción violenta es la que se ejecuta contra el modo regular o fuera de razón y justicia.
Por Manuel Gross Osses
En Chile, la violencia ejercida por el autoritarismo es una lacra que la sociedad ha sufrido desde la llegada de los conquistadores españoles. La sufrieron los mapuches que se opusieron a la invasión. La sufrieron los inquilinos de las “encomiendas” y luego los de las haciendas. La sufrieron los trabajadores del salitre, masacrados de a miles por luchar contra la explotación inhumana. De la violencia ejercida por la dictadura militar se han escrito miles de libros.
Hoy día, es extrema violencia y extrema insensibilidad social, que la mayoría de los trabajadores estén condenados al sueldo mínimo aunque aumente al triple la calidad y productividad de su trabajo y aunque el patrón se haga multimillonario y ya no sepa dónde invertir su plata. Y que a pesar de sus utilidades, mantengan morosa una deuda de 400 MIL MILLONES DE PESOS por cotizaciones que les han descontado a los trabajadores pero que no las han depositado en el sistema previsional.
La desigualdad social tiene cifras indesmentibles: El 5% más rico gana 209 veces más que el 5% más pobre. Sin embargo, en el programa de la derecha, presentado por el militante de la UDI Cristián Larroulet, que tiene la ilusión de ser el Ministro de Hacienda de Lavín, se propone rebajar gentilmente los impuestos a las utilidades, lo que resultaría en que el Estado tendría menos plata para financiar la lucha contra la desigualdad social, es decir, menos plata para educación, para salud, para seguridad ciudadana, para vivienda, para cultura, para deporte, para el fomento productivo.
Los jóvenes están acumulando rabia.
Mientras que los jóvenes nacidos y criados durante la dictadura muestran una relativa pasividad social, los que nacieron a mediados de los 80 y a principios de la nueva democracia están demostrando claramente que no se resignarán a seguir soportando la desigualdad, las humillaciones y la marginalidad social que les impone la tradicional estructura paternalista y autoritaria de este país.
No estamos hablando de delincuencia, porque ese es otro tema.
Estamos hablando de rebeldía, de iras, de desesperanzas, de rechazo a tener que ganar un sueldo miserable aunque sean excelentes estudiantes, empleados o profesionales y aunque todo el país siga progresando y los grandes empresarios sean cada día más ricos y paguen menos impuestos.
Los artículos de Manuel Gross se publican los días viernes en el diario El Correo del Lago, de Villarrica.