2017-03-28

La innovación disruptiva desde la percepción y la conciencia sistémica.

El flujo de la percepción o cómo innovar desde una conciencia sistémica. 

Por Joaquín Candeias. 

Art & Business.

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La innovación disruptiva desde la percepción y la conciencia sistémica

Los desafíos de la Innovación

En la actualidad, organizaciones de todo tipo se ven obligadas a competir para aportar valor, entendido este último como la capacidad de satisfacer o rebasar las necesidades de los clientes de manera eficaz. Todas las compañías deben mejorar continuamente el rendimiento operacional de sus actividades.


En este sentido, tanto la innovación disruptiva como la sostenible son muy importantes para la supervivencia y el éxito de una empresa, aunque sea difícil simultanearlas, porque no sólo atienden a diferentes propósitos, sino porque también se fundamentan en diferentes maneras de pensar y de hacer.

La innovación sostenible se refiere a mejoras continuas hechas a productos que han triunfado en el mercado. Gracias a este tipo de innovación, los productos se vuelven mejores, más rápidos o más baratos a los ojos de los consumidores.

En comparación con la sostenible, la innovación disruptiva permite a las empresas crear nuevos mercados o alterar de manera significativa los mercados existentes. Gracias a ella, las organizaciones pueden romper y cambiar las reglas del juego. Este tipo de innovación cambia el dónde y el cómo se crea el valor. Cuando ocurre, su efecto es enorme en el sector en el que se ha producido.

Puesto que toda innovación parte de las personas y vuelve a ellas, quiero centrarme en ellas y trazar posibilidades de cómo el pensamiento fluido y la conciencia sistémica pueden contribuir a la innovación disruptiva, sea ésta aplicada a cambios significativos en la persona, productos, servicios o a la transformación de culturas empresariales.

La lógica del “es” y la lógica del “hacia”


La lógica tradicional es una lógica rígida que se fundamenta en el “es”, en lo exterior, en lo mensurable y en la identidad. La lógica fluida, por el contrario, se fundamenta en el “hacia”: ¿hacia dónde fluye? Es la lógica del mundo interior de la percepción que se fundamenta en el movimiento continuo. Ambas lógicas son útiles y complementarias, siempre y cuando se sepa qué se quiere conseguir.

La percepción es lo más real para una persona. De hecho, es su única realidad y no es una realidad compartida. La percepción es la manera en la que el cerebro organiza la información que recibe del mundo exterior a través de los sentidos. Los cauces de la memoria y las emociones personales producen mundos interiores de percepciones diferentes.

En lo que respecta al pensamiento la tendencia ha sido huir del mundo de la percepción y dejar ésta exclusivamente para lo concerniente al arte, puesto que éste puede explorar y elaborar las percepciones a su gusto. (Pienso que ha llegado el momento de prestar más atención al mundo de las percepciones para poder comprender lo que verdaderamente está pasando en el mundo.)

En la percepción toda verdad es circular y provisional; se funda en la experiencia. En esta verdad no hay certeza, es más bien un “juego de verdad ”. Una verdad suele ser verdad sólo en un cierto contexto. Y la fluidez enfatiza la importancia del contexto y crea un marco nuevo de posibilidades en un proceso perceptivo.

Las percepciones se cambian mediante preguntas, la exploración, la intuición, los cambios de contexto, la atrofia, la inversión, la saturación etc., pero no por la lógica. Las percepciones forman un todo, igual que un poema o una sinfonía. La percepción hace más referencia al “y” para mostrar cómo los añadidos suman un todo.

La lógica tradicional y rígida, en cambio, de basa en la identidad y en el “tener”: Este gusano es verde y tiene el cuerpo peludo. La inclusión, la exclusión, la identidad y la contracción son la materia de que está hecho el razonamiento. Creamos cajas en forma de categorías y palabras. Juzgamos si algo pertenece a una cierta caja, y si es así, le otorgamos todas las características propias de esa caja. Ésa es la base de nuestro juicio y de nuestra certeza. Sin embargo, esta certeza es muy voluble.

Niveles de organización de la percepción


Un sistema se organiza a partir de bucles o patrones estables que se van integrando en niveles cada vez más complejos de organización. El siguiente modelo es tan sólo una posibilidad de la organización de nuestro sistema humano de percepción:

  1. Los estímulos (información entrante o input) son percibidos a través de nuestros sentidos y recorren un circuito neuronal; éste genera una reacción bioquímica en el sistema que produce una reacción X (o emoción informe). Este bucle es el más básico, inmediato e inconsciente.

  1. El siguiente nivel es el de la percepción simple que tiene que ver con nuestra atención condicionada por nuestras necesidades fisiológicas y depende, por tanto, fundamentalmente del contexto.

  1. En el tercer nivel, el de la percepción compleja, se crea nuestro marco de referencia (atención mixta: condicionada y elegida) que señala los límites del sistema y que se forma a través de nuestras experiencias pasadas, valores, creencias, reglas, hábitos, intereses, contexto actual, estado de ánimo y, sobre todo, por la satisfacción o insatisfacción de las necesidades de la persona: seguridad, variedad, conexión/amor, importancia (y menos por las necesidades más elevadas de crecimiento y contribución).

  1. En el siguiente nivel es donde damos significado a lo percibido, integrando los tres niveles anteriores. Conceptualizamos, por tanto, unos hechos compactándolos en categorías y añadiéndoles un valor. Lo llamaremos pensamientos.

  1. Los pensamiento producen un nuevo estímulo que recorre el circuito neuronal y genera una nueva reacción bioquímica. Se produce una experiencia que llamaremos sentimientos.

  1. En el último nivel surgen las reacción a los estímulos organizados por el sistema en forma de acciones y comportamientos. Estos serían “la información saliente ejecutiva” (u output).

El cerebro funciona como un sistema de información autoorganizador. Todos los niveles se influyen mutuamente y en cada uno de ellos puede alterarse la percepción. Sin embargo, en lo que se refiere a nuestra mente podemos decir, que la mente sólo puede ver lo que está preparada para ver. Tenemos una predisposición mental de ver una situación de una determinada manera. O dicho de otra forma, somos lo que vemos y vemos lo que somos. La manera más indolora de producir un cambio es cambiando lo que vemos.

El caudal de conciencia


El ámbito o escenario de flujo es básicamente el paisaje de nuestro mundo interior, el paisaje de nuestra percepción. Todo sistema tiende a tener al menos un bucle estable (patrón) que es necesario y útil, pero que en un momento dado, puede causarnos problemas.

Cuando construimos un ámbito o escenario de flujo, lo hacemos para comprender mejor nuestra percepción y la realidad que se nos presenta para así poder tomar mejores decisiones. Este escenario nos permite jugar con las diferentes conexiones que hacemos en el caudal de conciencia. Un ejemplo:

Supongamos que un director de teatro imagina posibilidades para desarrollar la siguiente escena: es madrugada y un vecino tiene la música a todo volumen.

Apunta todos los aspectos que le vienen a la mente en relación con esta imagen: ideas, detalles, rasgos, atmósfera y otros que van apareciendo sobre la marcha. Lo importante aquí es que sea un caudal de conciencia. No se trata de una cuestión de causa y efecto, sino de lo primero que venga a la mente.

Lo importante es tener una serie de elementos o factores que intervienen en escena – no tienen que estar todos, esto no es big data, sino los que aparecen como relevantes – y sus posibles interacciones; de las interacciones emergen relaciones tangibles. Cuando se instalan relaciones recurrentes hablamos de patrones.

  • Música a todo volumen (A)
  • Es persistente (B)
  • No me deja dormir (C)
  • No responde a las quejas (D)
  • El vecino es desconsiderado (E)
  • Las amenazas no surten efecto (F)
  • Es un vecino agresivo (G)
  • No afecta a nadie más (H)
  • Esto ya dura demasiado (I)
  • Imposible neutralizar la música (J)

La pregunta es, ¿hay un flujo natural que conecte un punto con otro? ¿Hacia dónde fluiría el primer punto de forma más natural? ¿Hay varios puntos que conecten con un mismo punto? ¿Qué pasaría si…? Por ejemplo:

A – C: Música a todo volumen no me deja dormir
E – F: El vecino es desconsiderado, las amenazas no surten efecto etc.

Al final, el director podría tener una lista parecida a esta: A,B,I, J fluyen hacia – C  hacia– H hacia – F hacia – G hacia – E hacia – F (bucle) y D hacia E.


Se constela un bucle notable entre el vecino es agresivo (G), desconsiderado (E) y las amenazas no surten efecto (F). Si queremos alterar la realidad, podemos ahora examinar diferentes posibilidades para cada uno de los puntos del bucle.

Si el vecino es desconsiderado, quizá, podríamos denunciarlo: una denuncia sería más difícil de desdeñar. La agresividad del vecino, quizá podría suavizarse por otros medios más encaminados a busca armonía. Es posible que la primera aproximación al vecino fuera demasiado brusca y contribuyera a disparar su agresividad. Puesto que la amenaza no surte efecto, podría considerar tratar al vecino de forma recíproca, subiendo el volumen de su propia música…

Como vemos, jugando con el flujo de percepción emergen diferentes realidades que sugieren distintas acciones en diferentes ámbitos de intervención. Nos podemos dar cuenta que nuestros puntos de vista y pensamientos, literalmente, crean nuevos mundos  y este hecho, para bien o para mal, apela a nuestra responsabilidad como creadores de realidades.

Los pasos para trazar el ámbito de flujo se resume de la siguiente manera:

  1. Escoge el tema
  2. Apunta la enumeración del caudal de conciencia
  3. Asigna a cada punto una letra del alfabeto
  4. Indica el flujo de cada punto a otro punto: dale a cada uno la letra correspondiente
  5. Traza el escenario o mapa de flujo
  6. Vuelve a trazarlo dibujando flechas de manera ordenada y clara en un diagrama

Otro ejemplo muy recurrente para ver un sistema en movimiento y aplicado al mundo de la empresa sería, digamos, la circularidad de una reunión de equipo que presenta un patrón que no permite el flujo y que, por ende, resulta poco productiva.

Allí dónde se estanca el flujo, el bucle, podría constelarse de la siguiente manera: una persona determinada dice algo, una segunda persona replica a la primera, una tercera trata de mediar entre los dos. Siempre intervienen los mismos y en el mismo orden. Los demás se ven obligados a esperar. Se gasta tiempo y energía, y se pierde claridad. Los resultados sufren y el ambiente se enrarece.

Transformación y movimiento


El caudal de conciencia es tan sólo un pequeño apunte de las diversas posibilidades creativas que nos brinda trabajar de una forma sistémica y fluida a la hora de abordar la realidad. Cuando tratamos de buscar cambios que mejoren nuestras vidas y negocios e impulsen la innovación, partimos de una realidad que percibimos como mejorable, problemática, crítica o desastrosa.

Y no siempre está claro cuál es realmente el problema y qué queremos conseguir más allá de que el problema desaparezca. Si abordamos este escenario solamente a nivel cognitivo y lógico, podemos meternos en un callejón sin salida y acabar con un bloqueo total o hacer más de lo mismo sin ni siquiera darnos cuenta.

Sin embargo, cuando lo afrontamos desde la creatividad, aplicando el “juego de la verdad”, podemos, por un lado, descubrir patrones ocultos y detectar dónde aplicar la palanca y, por otro, mover los diferentes elementos sobre el escenario y conseguir de esta forma percepciones frescas.

La re -creación a partir del juego, abre nuevos puntos de vista, nuevas posibilidades, nuevos recursos, nuevas vía de intervención y, por ende, nuevas oportunidades de innovación.

El arte teatral y el coaching sistémico aprovechan de manera creativa lo emergente de un sistema. Lo que es, es. Pero si observamos el sistema en movimiento y alteramos la estructura de las relaciones, aquello que es, puede transformase en algo muy distinto.

La inercia del flujo es el movimiento continuo; y desde el movimiento, cualquier transformación resulta más amable, menos dura y hasta placentera, al reducir la resistencia que acompaña el cambio a su mínima expresión.

Por Joaquín Candeias 

Joaquín Candeias

Joaquín Candeias es coach y artista; traslada lecciones del mundo del teatro y del coaching para directivos, emprendedores, equipos y empresas (también en alemán e inglés). Es Premio MAX de las Artes escénicas, entre otros. https://www.linkedin.com/in/joaquincandeias
Mirar también: http://artandbusiness.es/ganar-en-claridad-e-innovacion/
https://twitter.com/JoaquinCandeias

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No especificada.

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Fuente: Art & Business

Imagen: Disruptive innovation


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