2019-02-17

Cómo vencer a los cinco enemigos de la creatividad y la innovación.

5 enemigos de la creatividad y la innovación.
Por Juan Pastor Bustamante.
Repensadores.

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Cómo vencer a los cinco enemigos de la creatividad y la innovación.

Los humanos somos creativos por naturaleza, pero existen ciertos factores o barreras que pueden limitar a una persona para desplegar toda su creatividad. ¿Qué impide que nos despertemos cada día llenos de ideas innovadoras que podamos aplicar en nuestra vida o en nuestro trabajo? 


Hábitos consolidados, mecanismos internos o culturales, algunas reglas (aparentemente) inmutables que nos han enseñado desde la escuela hasta la universidad. Son los ocultos enemigos de la creatividad y la innovación que a menudo actúan como sigilosos saboteadores de nuestra genialidad.

Pero ser consciente de estas fuerzas que adormecen la creatividad puede hacer resurgir al innovador que todos llevamos dentro. Repasamos 5 de los enemigos de la creatividad y la innovación y cómo hacerlos frente.

1. El peligro de empezar en el sitio de siempre


La mayoría de las veces, cuando pides a alguien que sea creativo o que haga algo creativo, rápidamente se bloquea. Imagina que pides a un grupo de personas que dibujen animales de otros planetas. Lo más probable es que sus pinturas recuerden mucho a las bestias y alimañas que existen en la Tierra. Los esbozarán con miembros y órganos parecidos a los de los animales terrestres, porque es lo que conocen, lo que viene a su imaginación, por rica que sea.

Cuando uno se enfrenta a un problema por resolver, en primer lugar lo describe, ya sea una obra de arte, un aspecto novedoso del trabajo o un nuevo producto o servicio. Y para describirlo, uno suele traer a su mente conceptos e ideas que ya conoce. Las personas que dibujaron animales extraterrestres, por ejemplo, pensaron primero en los que bichos que tienen a su alrededor, en su propio planeta, para inventar su forma.

Para pensar creativamente, uno ha de ser capaz de describir el problema de otra manera. Y una forma de hacerlo es tratar de encontrar el meollo de la cuestión que se quiere resolver. Siempre que necesites ideas frescas, busca otra explicación. Da un rodeo.

Volvamos al ejemplo de los pintores de animales. En lugar de pensar en cabras, burros, perros o leones terrestres, deberían haber considerado nociones más abstractas, como qué propiedades o características necesitaría reunir una criatura para sobrevivir en las condiciones atmosféricas de esos otros planetas o, simplemente, inspirarse en cualquier ser viviente y no sólo en animales.

Así, podrían haber examinado organismos unicelulares o especímenes que pudieran autorreplicarse, por ejemplo, y haber pintado especies completamente disruptivas.

Los resultados creativos dependen mucho del punto de partida, así que no pienses de forma diferente, piensa en cosas diferentes.

2. El miedo al fracaso limita la visión


Cuando realizamos tareas repetitivas, como contar lentejas, o trabajos que requieren esfuerzo físico, lo hacemos mejor si nos evalúan. Pero en labores que requieren creatividad, ocurre lo contrario. El desempeño es mejor cuando no nos evalúan y, por tanto, no tenemos miedo a fallar.

La psicóloga Teresa Amabile ha llevado a cabo numerosos experimentos para averiguar qué condiciones favorecen o perjudican la creatividad. Para sus investigaciones dividió en tres grupos a ciertas personas a las que previamente había pedido que realizaran algo creativo, ya fuera un producto, un dibujo, un poema.

Un grupo fue advertido de que su trabajo sería evaluado por un panel de expertos; en otro se dijo que los resultados participarían en un concurso con premios para la obra más creativa; y en el tercero, simplemente no se explicó nada.

En todos los casos, los participantes que desarrollaron una actividad más creativa fueron aquellos que no sabían que serían evaluados. Sólo se divirtieron, sin preocuparse sobre posibles juicios ni recompensas.

Esta teoría avala la hipótesis de otra psicóloga, Barbara Fredickson (Universidad de Carolina del Norte), que defiende la tesis de que las emociones positivas amplían nuestras percepciones y pensamientos, permitiéndonos combinar ideas e información de forma nueva, creativa y útil.

Las emociones negativas, por el contrario, no nos dejan pensar con amplitud de miras, porque nos conducen a su origen, como por ejemplo, la mirada crítica de un evaluador o las consecuencias de fallar.

Una evaluación, cuando no es solicitada voluntariamente o cuando tiene consecuencias, como ocurre en el campo profesional o en la educación, se vive como una amenaza. Inhibe la capacidad de aprender algo nuevo o de generar nuevos insights. Pero no lo confundamos con el feedback que nos puede proporcionar un experto o un cliente sobre nuestro nuevo producto o servicio.

Es duro ser creativo en tales condiciones. El feedback promueve el esfuerzo porque queremos impresionar a nuestro “juez”, pero el esfuerzo no es suficiente para ser creativo. No seremos más creativos simplemente esforzándonos más.

Es mejor relajarse, de forma que logremos el pleno funcionamiento –y rendimiento- de nuestros procesos mentales inconscientes, esos que generan asociaciones inusuales de inspiraciones o ideas novedosas. Y eso ocurre mejor cuando uno juega, tranquilamente, sin presión, no cuando se esfuerza por lograr elogios o recompensas.

3. El bloqueo mental es un asesino de la creatividad


¿Cuántas veces te has enfrentado a un bloqueo monumental para resolver un problema en el trabajo, en la escuela, o incluso en tus relaciones personales? Más de una, sin duda.

Imagina que eres un creativo publicitario, a quien acaban de encargarle desarrollar una innovadora campaña publicitaria para un potencial cliente. Dejas todo lo que estabas haciendo, te sientas en tu mesa de estudio, y tratas de concentrarte todo lo que tu capacidad te permite. Y entonces llega el temido bloqueo. De hecho, este tipo de focalización o concentración, no hará sino dificultar aún mucho más la llegada y fluidez de tus jugos creativos que si no te zambulles de lleno y con toda tu fuerza en el proyecto.

En la actualidad, los psicólogos están descubriendo muchos aspectos nuevos y positivos, y un gran poder creativo, en el hecho de dejar divagar a nuestra mente. Deja volar tu imaginación.
Ya sea caminando por un bosque, surfeando olas, o simplemente dándote un baño de espuma, pero es mejor que hagas alguna actividad que no requiera excesivo esfuerzo mental. Te ayudará a conectar con tus pensamientos y tu imaginación de forma renovada e inusual.  

Cualquier tarea o acción que implique algo corporal puede ser especialmente de ayuda en casos de bloqueo o pobreza creativa. Muchas investigaciones prueban que la libertad de movimientos (caminar por la calle, pasear por una habitación si no es posible salir al exterior, o incluso gesticular con una mano y luego la otra) disparan un mayor flujo de ideas necesarias para la creatividad.

En ciertas ocasiones de atasco mental, cuando pensamos que tenemos que atarnos a la silla para reflexionar y dar con la solución a un problema, justo es el momento en que deberíamos aparcar nuestra tarea y tomarnos un descanso que nos ayudará a encontrar esas preciadas ideas creativas e innovadoras.

Hasta aquí los tres primeros enemigos de la creatividad y la innovación. En el siguiente post abordaremos otros dos enemigos de la creatividad y la innovación: las desventajas de no imitar a nuestros congéneres y el combate actual contra el aburrimiento.

5 enemigos de la creatividad y la innovación (y 2)


Vamos a por la segunda entrada sobre los enemigos de la creatividad y la innovación. En el anterior post tratamos sobre el miedo al fracaso, el bloqueo mental y la repetición del pensamiento. Hoy toca poner en su lugar el valor de la imitación creativa y del aburrimiento. ¿Quieres combatir a los adversarios de la creatividad y la innovación?

4. La desventaja de no imitar


¿Cómo crean arte, inventan máquinas o componen canciones las personas? Las ideas de otros con frecuencia provocan nuestras mejores invenciones. Y ha sido así desde que los hombres y mujeres de la Prehistoria empezaron a pintar en cuevas como las de El Castillo o Covalanas, en Cantabria.

Sin embargo, desde el punto de vista institucional, la cosa cambia. Nuestro sistema legal de patentes y propiedad intelectual pretende contribuir a estimular la creatividad de artistas e inventores asegurándose de que obtienen un beneficio económico por sus innovaciones, algo que en sí mismo no es negativo.

Sin estos incentivos, según este argumento, los creadores no serían capaces de sacar provecho de sus obras y dejarían de crear. Por supuesto, la parte económica de la ecuación es muy importante.

Pero es un sistema que gira en torno a los incentivos externos y tangibles que animan a crear, cuando la investigación científica actual nos dice más bien que los creadores no responden tanto a esos estímulos.

Además, voces como las de Kal Raustiala y Christopher Sprigman, autores de “The knockoff economy”, defienden que la copia fomenta la innovación. Según su teoría, las imitaciones aceleran el ciclo de la moda, al desechar los viejos diseños al cubo de la basura de la historia (tal vez para ser desempolvados y reintroducidos más tarde, como ocurre con la moda vintage) y lanzar a los más vanguardistas a la búsqueda de la próxima gran novedad del mercado.

En el mundo de la gastronomía ocurre algo similar. Nadie puede ser propietario de una receta o monopolizar un plato innovador, están fuera del alcance de las leyes de derechos de autor. Pero los chefs más ambiciosos siguen desarrollando nuevos platos que pronto son imitados por sus colegas. Las más arriesgados viajan por todo el planeta a la caza de ingredientes o técnicas que imitar. Y el mundo culinario de hoy es más creativo e innovador que nunca.

Incluso en el fútbol la copia es creativa. Los técnicos y entrenadores dedican tiempo desarrollar estrategias de juego, aunque son conscientes de que sus rivales tratarán de imitarlas nada más acabe el partido. La doble W de Guardiola, que ha aplicado en el Bayern de Munich, es un ejemplo. Pronto se enseñará en todas las escuelas para futbolistas.

En la cocina, como en la moda o el fútbol, las copias son una parte clave del proceso creativo. La libertad para repensar, para ajustar y mejorar una nueva idea es lo que hace que pase de buena a soberbia. Una idea sirve de inspiración a otros y ayuda a promocionar la habilidad de quien la originó.

Habrá que determinar qué grado de protección sobre la creatividad resulta más adecuado para que continuemos innovando sin que peligren la sostenibilidad de las empresas creativas. Es necesaria una discusión en profundidad y sin prejuicios sobre esta materia, aunque algunos parezcan empeñados en evitarlo.

Una última (e importante) puntualización. La copia es normal en el proceso creativo, como lo es también desarrollar la propia voz. La mayoría de los creadores empiezan copiando, imitando y estudiando a otras personas que tienen como referencia para acabar definiendo su propio estilo.

5. El combate actual contra el aburrimiento.


En el post “Activar la creatividad: un kit básico para creativos en apuros”, defendíamos la actividad física, y especialmente caminar, como una herramienta muy útil y fácil de poner en práctica ante bloqueos creativos. Pero otros prefieren nadar, por ejemplo. Nadar es aburrido. Y caminar, para algunos, también. Cuando uno nada o camina, es difícil que pueda hacer otra cosa, como leer, ver la tele (sí en el caso de los que usan cintas) o enviar un email.

Y qué ocurre: al principio, la mente tiende a combatir ese aburrimiento, pero una vez superada esta fase, empieza a divagar. Sin objetivo alguno. Acuden los recuerdos de las experiencias vividas, también las preocupaciones, y el escaneo en busca de oportunidades e ideas. Y llega la creatividad.

Hoy en día es difícil aburrirse, con el móvil pegado al cuerpo. Ocupar nuestra mente es tan fácil que eso está matando nuestra creatividad. ¿Recuerdas cuando fue la última vez que te subiste a un ascensor sin sacar tu smartphone?

Pero no hacer nada, aburrirse, es algo de gran valor. Las mejores ideas surgen cuando uno se aburre nadando, en la ducha, caminando o tumbado antes de que le venza el sueño. En esos momentos “desaprovechados” es cuando se producen las conexiones inconscientes.

El valor del tiempo “muerto” es algo que deberíamos aprender a apreciar más y enseñar a las próximas generaciones, hoy atiborradas de actividad.

Puedes aprender más sobre innovación y aburrimiento en nuestro post “Peligro: innovadores aburridos”

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Ene 15, 2016 y Ene 22, 2016
Por Juan Pastor Bustamante

Licencia:
No especificada.

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Autor: Juan Pastor Bustamante (CEO)
Más de 15 años de experiencia en el mundo de la creatividad e innovación. Ha trabajado en la empresa privada, la administración pública y el tercer sector. Siempre en puestos directivos, ha liderado y facilitado equipos para la puesta en marcha de organizaciones, productos, servicios y desarrollo territorial.
Licenciado en Ciencias de la Educación por la Universidad Complutense de Madrid.
Ha publicado con la editorial ICEX el libro ”Creatividad e innovación: factores clave para la gestión e internacionalización”.
Juan Pastor Bustamante en LinkedIn:
CEO Repensadores S.L.
Madrid y alrededores, España.
Consultoría de estrategia y operaciones.
Actual: Repensadores S.L, Escuela de Organización Industrial EOI, Asociación para la Creatividad.
Anterior: Universidad Politécnica de Madrid, Barrabes.Biz, Fomento de Iniciativa Joven (Presidencia Junta de Extremadura).
Educación: Universidad Complutense de Madrid.
es.linkedin.com/in/Juanpastorbustamante
https://twitter.com/JuanPastorBus
 
Fuente: Repensadores Parte 1  -  Parte 2
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Del mismo autor: 
Juan Pastor Bustamante

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