2020-01-16

Pereza dialéctica, mundo blandengue. Las ventajas del debate de ideas. 


Pereza dialéctica, mundo blandengue.
Por Amalio Rey.
Blog de Amalio Rey.


Pereza dialéctica, mundo blandengue. Las ventajas del debate de ideas. 

POST Nº618 
A estas alturas ya hemos aprendido a reconocer nuestras “cojeras”. Seguimos esforzándonos en mejorar o disimular algunas pero tratamos en su mayoría de naturalizarlas porque son parte del conjunto que nos definen para bien o para mal como personas y profesionales.


Una de mis “cojeras” profesionales es sentirme relativamente cómodo en la contradicción. Si tengo una opinión que discrepa de la del cliente y empezamos el intercambio de argumentos, no soy de los que sueltan el hueso tan rápido.

Me veo como un corredor de fondo que se ofrece al intercambio mientras sienta que todavía existe un espacio constructivo de entendimiento y se puedan seguir puliendo los argumentos. Lo que para muchos puede ser cansino o agotador, para mí es una fuente de disfrute y aprendizaje

Creo que hay mucha pereza dialéctica en este mundo blandengue, líquido y políticamente correcto en el que vivimos. Por una parte se dan eternos debates estériles y destructivos en Twitter – en los que yo me niego a participar – pero, por otra, veo que se extiende una actitud acomodada de evitar cualquier tipo de fricción en espacios donde sí cabría un diálogo creativo y enriquecedor.

La gente a veces responde al primer intercambio pero abandona pronto cuando hay que profundizar en las siguientes rondas de argumentos que es cuando el frontón se pone realmente interesante y aparecen las ideas menos obvias.

Leía un artículo en El País que, refiriéndose al ejercicio físico, decía que “estamos programados para la pereza”. Según el autor, tenemos una mayor tendencia impulsiva, automática, al sedentarismo que a mantenernos físicamente activos. Desde el punto de vista de la evolución, ese comportamiento sedentario se explica como un “mecanismo de ahorro de energía” así que pensé que eso también se puede aplicar a la pereza mental

Más que ahorrar energía, lo que veo es que tendemos cada vez más a dispersar esa energía en varios frentes. Queremos estar a la vez en muchos sitios, saltar de una rama a otra con frecuencia, lo que nos impide profundizar en casi nada. A la segunda réplica pensamos que continuar el intercambio es descuidar otros temas a los que también queremos dedicarle atención así que abandonamos pronto.

Una de las interpretaciones más tóxicas de la discrepancia es juzgar la buena predisposición dialéctica como una señal de que “no sabes trabajar en equipo”. Cuando me lo han dicho me ha dolido mucho porque, además de ser injusto, sé que forzar la cohesión alienta el buen rollo pero destruye terriblemente la diversidad.

Es un error interpretar las opiniones resistentes al punto de vista mayoritario como un mero atrincheramiento caprichoso. A veces lo es, no lo niego, pero a menudo no. Por el contrario, tratar de complacer a los demás dejándote llevar por el Pensamiento de Grupo cuando no estas de acuerdo es la peor contribución que puedes hacer al “trabajo en equipo”.

Defender con convicción una postura contraria pero bien argumentada no significa necesariamente “querer ganar” sino un intento loable de tratar de mejorar la solución a la que está intentando llegar el grupo. Es un ejercicio de compromiso y responsabilidad hacia el equipo en vez de una postura de desdén o arrogancia, como a veces se interpreta.

Recuerdo que tenía un cliente que solía decirme mucho “abre la cabeza, Amalio” cada vez que me resistía a dar por buena una opinión suya. Si me lee aquí espero que no se enfade porque se acordará perfectamente de estos debates pero también (gracias precisamente a ellos, entre otras cosas) del enorme cariño que le tengo.

Cuando me lo decía, yo pensaba: oye, siempre está bien que uno se esfuerce por abrir más las entendederas para dejar que entren ideas nuevas que pongan a prueba las de uno, pero… ¿por qué aceptar como adecuada una opción que, por mucho que abra mi mente, sigo percibiendo como peor? De hecho, lo que yo veía es que a veces, cuando me decía eso, en realidad (como dice la Psicología) se estaba proyectando porque quien no “abría la cabeza” era él para tratar de escuchar e incorporar mis argumentos.

Ahora pienso que es probable que tenga clientes que no me volverían a contratar por ser un consultor, digamos, cabezota. Puedo intuir quiénes son en su mayoría por la experiencia de trabajo que viví con ello/as. Sin embargo tengo dos razones poderosas para creer que debo seguir siendo así:
  • La inmensa mayoría de la gente que me sigue contratando dice que lo hace precisamente por eso, porque no procuro decir lo que quieren que diga sino lo que realmente pienso que va a ayudar a cumplir los objetivos que nos planteamos, así que mis contraargumentos les ayudan a cambiar o mejorar los suyos.
  • Los que buscan trabajar con un profesional facilón me hacen el favor de no elegirme, porque a mí la controversia creativa es lo que realmente me hace crecer.

Una referencia en positivo de no-pereza dialéctica es mi buen amigo Ricardo Amaste. Aprendí mucho de los intensos intercambios públicos que he tenido con Richi en este blog y en redes sociales, con réplicas y contrarréplicas en varias rondas, soltando y cogiendo la presa cada vez con más refinamiento.

Aquí tienes un ejemplo de nuestros divertidos debates. Me consta además que mucha gente los ha disfrutado mientras veía que el nivel subía y ninguno abandonaba. Esos debates han servido, al menos a mí, para afinar y completar argumentos de una manera brutal sobre temas que admitían amuchas lecturas.

El conflicto es algo natural. No hay que esconderlo. Lo demás es hipocresía y empobrecimiento. Si el conflicto no aflora en un proyecto delicado es porque se están haciendo las cosas demasiado de prisa o de una forma superficial. Si nadie se revuelve o se resiste en un proceso genuino de cambio o en una reflexión compleja es porque se está cambiando para no cambiar nada.

Soy un convencido de que las mejores ideas y soluciones afloran a medida que avanza y se profundiza el ciclo de escuchar-disentir-escuchar-converger-volver a disentir-volver a converger. Intento decir que la calidad del resultado (y del proceso, si se gestiona con sensatez) tiende a aumentar con el número de iteraciones.

Por eso me gustaría que viviéramos la tensión dialéctica con más naturalidad, que no abandonáramos tan rápido, sobre todo en proyectos o temas que realmente vale la pena esforzarse en el refinamiento de los argumentos.

Amalio Rey
2020.01.09

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Amalio Rey.

Director en eMOTools.
Málaga y alrededores, España.
Consultoría de estrategia y operaciones.
Actual: emotools.
Anterior: Universidad Carlos III de Madrid, SOCINTEC.
Educación: Instituto Superior de Relaciones Internacionales.
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Fuente: Blog de Amalio Rey
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