2019-05-30

Guerra del talento: Seis tareas para que llegues a ser tu mejor versión.

Mi Mejor Versión.
Por Antonio Peñalver.

El blog de Antonio Peñalver.



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Guerra del talento: Seis tareas para que llegues a ser tu mejor versión.
Introducción: la guerra por el talento
En 1997, Steven Hankin, socio de McKinsey & Company, acuñó el término “la guerra por el talento” en su libro de Harvard Business Press, refiriéndose, en base a las necesidades contrastadas de sus principales clientes, a las dificultades de reclutar y retener empleados con talento en las organizaciones. 
  
Hoy, en 2019, “la guerra por el talento” sigue siendo uno de los aspectos de más preocupación de las organizaciones. 
Como ejemplo de esta preocupación, podemos comentar la reciente noticia de la multinacional española, Indra, la cual necesita acelerar su transformación con la incorporación de 3.000 jóvenes en todo el mundo y, sin embargo, no ha podido encontrar 900 jovenes talentos.  
Ante este hecho, surge la pregunta: ¿cómo, existiendo un 35% de desempleo juvenil en España, -el segundo país con desempleo más elevado de la Unión Europea-, las organizaciones españolas tienen dificultades para captar y retener talento?

La respuesta reside en lo que entienden las empresas por talento.
Por talento, hemos de entender el conjunto de capacidades (competencias personales fruto de los conocimientos, habilidades, destrezas, creencias, rasgos personales, motivo y valores), experiencias de desempeño contrastadas, así como la energía e interés de desarrollo profesional de las personas.

De esta fórmula, entendemos que muchos jóvenes que buscan trabajo, -aun teniendo ganas-, si no disponen de las capacidades básicas buscadas por las organizaciones, - es decir, competencias técnicas y habilidades-, y no pueden acreditar la puesta en acción en el desempeño profesional de las mismas, no encuentren trabajo.
En estos momentos, estoy trabajando con el servicio de empleo de una comunidad española y puedo acreditar que su principal preocupación, -además de los mayores de 50 años desempleados de larga duración-,  reside en el empleo juvenil: porque existen muchos jóvenes que no disponen de los requisitos académicos que requieren las empresas y, aun menos, de las experiencias profesionales exigidas. 
En mi opinión, la guerra por el talento no es un problema de las empresas, -que tratan de ser competitivas en un entorno demandante de conocimientos cambiantes-, sino del entorno educativo, ya que no ofrece la formacion que necesitan las empresas y no promueve la acreditación académica. 
En mis conferencias al respecto pregunto cómo Bill Gates llegó tan lejos. Bill Gates, -quien fue detenido de joven por consumir estupefacientes-, llegó a ser el fundador y presidente de Microsoft y, ahora, es uno de los mayores mecenas del mundo. La respuesta mayoritaria ante esta pregunta es que tenía talento.

Es decir, Bill Gates, además de sus capacidades técnicas y personales, paso a la práctica y trabajó con motivación y con ahínco por llevar adelante su visión.
 
 

Diferencia entre "ser uno mismo" y "ser tu mejor versión"


Cuando hablo con candidatos en procesos de promoción interna o selección externa, entre otras cosas, les recomiendo: “solo sé tú mismo”. La verdad es que es un consejo extremadamente común para diferentes tipos de situaciones, incluidas las entrevistas de trabajo. La intención de este consejo es que estés relajado y no trates de ser otra persona. 
Y sí, debes ser tú mismo, cuando una persona te examina para un nuevo trabajo o una responsabilidad. Pero, no olvidemos, que en el entorno profesional tu interlocutor quiere conocer a tu verdadero yo.
En estos casos, donde debes aspirar a un nuevo puesto interno o externo, el truco, -más allá de mostrarte cómo eres-, es asegurarte de mostrar lo mejor que puedes llegar a ser.
Y es que existe una gran diferencia entre "ser uno mismo" y "ser tu mejor versión". La clave, -y, también, lo aconsejo-, es ser esa persona que te gustaría conocer.
Peter Berg, -conocido actor, productor y director de cine estadounidense-, comenta “¡no puedes ser tu mejor versión si no inviertes tiempo en ti mismo!”. 
De esta aseveración, concluimos que para mostrar nuestra mejor versión hemos de trabajar y salir de nuestra zona de confort, - que buen o mala nos aporta seguridad-, para entrar en la zona de desarrollo, -aunque nos provoque preocupación y ansiedad-.
  
 

El camino hacia la mejora continua personal


Para llegar a ser nuestra mejor versión, propongo trabajar secuencialmente los siguientes aspectos:

1. Entender cómo actúan la inteligencia y las emociones como motor de nuestros resultados.


Por un lado, como nos recuerda Gadner, tenemos diferentes inteligencias, -algunos, las denominan dones-, que hemos desarrollado desde pequeños y forman parte de nuestra personalidad. Hemos de saber reconocerlas y, si nos apetece, sacarlas el mayor partido.

Ello va mas allá de nuestra inteligencia intelectual que, como nos recuerda el profesor Rojas Marcos, es un corsé; aunque correlaciona con nuestro adecuación y desempeño profesional.

A su vez, esta demostrado que, una vez incorporado a una organización, los comportamientos ligados a la inteligencia emocional son diferenciadores en el desarrollo organizativo y el éxito profesional.

No olvidemos que es clave tener un adecuado equilibrio entre coeficiente intelectual e inteligencia emocional. Uno sin otro, nos llevaran al fracaso; siendo imposible mostrar nuestra mejor versión.

2. Autoconocimiento


Otra de las claves del éxito profesional, -y por este orden-, es conocernos a nosotros mismos y nuestras áreas de excelencia. Estamos hablando de tener consciencia emocional y de nuestras capacidades cognitivas. Un buen conocimiento de nosotros mismos nos ayudará a asentar nuestra confianza personal. 
En este sentido, no tengamos miedo a pedir feedback: ¿cómo me ves en este aspecto? Eso sí, las personas a las que pidamos feedback para que nos conozcamos mejor, han de conocernos, han de entender nuestro entorno y deben estar dispuestas a decirnos la vedad.
No olvidemos que el feedback es un regalo. Seamos objetivos en su interpretación.

3. Autocontrol


El autocontrol emocional es la capacidad que nos permite gestionar de forma adecuada nuestras emociones y no permite que sean las que nos controlen a nosotros. 
¿Cuántas veces hemos visto como personas fastidian sus relaciones e imagen por falta de autocontrol emocional? Recordemos algunos ejemplos famosos de falta de autocontrol personal: “¿por qué no te callas?”, pronunciado por el anterior Rey de España, Juan Carlos I, en noviembre de 2007, al presidente de Venezuela.

O “no piensen, no piensen… para eso estamos otros”, pronunciado por el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, en su reciente asamblea general porque los operarios no le ponían la intensidad de luz que quería.
Ambas reacciones pueden entenderse. Pero la falta de autocontrol emocional provoca reacciones negativas del resto de las personas.

4. Automotivación


Una vez que tengamos un buen conocimiento emocional y cognitivo de nosotros mismos, hemos de trabajar en aumentar nuestra energía interna para el desarrollo de nuestras actividades y objetivos. 
Otra de las claves para obtener nuestra mejor versión es saber automotivarnos. Pero, ¿siendo tan importante la motivación personal, porque hemos de dejarla en manos de terceros?
La automotivación es el motor interno que nos lleva a realizar nuestros objetivos y metas. La motivación intrínseca nos alienta para conseguir nuestras metas, una vez que analizamos nuestras competencias, potencialidades y recursos; por lo que tiene relación con el autoconocimiento que hemos visto previamente.
Es importante conocer nuestras fortalezas, debilidades y nuestro potencial para poder unirlo a nuestra motivación y conseguir objetivos realistas, para que nos impulsen a la acción porque nos parezcan retadoras, ambiciosas, pero a la vez que sean posible de conseguirlas, ya que, en caso contrario, nos podrían generar ansiedad o frustración.
En este ámbito de trabajo, hemos de adoptar siempre una actitud positiva y ser resilientes antes los envites del día a día. A su vez, no hemos de perder de vista nuestra visión.

5. Empatía


Una vez dominadas nuestras competencias intrapersonales, hemos de trabajar nuestras competencias interpersonales.

Para poder interactuar eficazmente con el resto de las personas y obtener los mejor de nosotros mismos, hemos de trabajar la empatía. 

La empatía es la intención de comprender de forma objetiva lo que realmente piensan y sienten nuestros interlocutores. La empatía no tiene por qué ayudarnos a simpatizar, -tal vez, sí-; pero nos debe ayudar a comprender a las otras personas y aportar las soluciones adecuadas en la interacción con ellas.

6. Habilidades Sociales


Saber ofrecer mi mejor versión, implica, también, saber controlar eficazmente las reacciones emocionales de los demás y tener control efectivo de las relaciones interpersonales. ¿Cómo, si no, podremos ofrecer lo mejor de nosotros mismos?
Las habilidades sociales son el conjunto de conductas de la persona que se manifiestan en situaciones interpersonales que son socialmente aceptadas y están orientadas a la obtención de la obtención de la mejor relación interpersonal. 
Las habilidades sociales son fundamentales para entablar relaciones interpersonales de calidad y generar vínculos con las otras personas.

Antonio Peñalver
Socio director de People First Consulting

Articulo publicado en Capital Humano

en 2:08
Sábado, 25 de mayo de 2019

Licencia:

No especificada.

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Antonio Peñalver

Las Personas son lo Primero
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Universidad Francisco de Vitoria
Madrid, Madrid, España
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Fuente: El blog de Antonio Peñalver 

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