2020-02-25

Sesgo de Status Quo: Las trampas ocultas en la tranquilidad de no decidir.


Sesgo de Status Quo, la tranquilidad de no decidir.
Por José Carlos Vicente.
Sharing Ideas.


Sesgo de Status Quo: Las trampas ocultas en la tranquilidad de no decidir. 
 
El Sesgo de Status Quo se produce cuando, ante una decisión, nos decantamos sin más por la opción por defecto. En realidad, dejar las cosas como están es lo más fácil. Es cómodo, evita riesgos, arrepentimientos y, si sale mal, proporciona un argumento sostenible: “No es culpa mía, ya estaba así”.
 
Por ello, superar el Sesgo de Status Quo es uno de los problemas más duros y habituales a los que se enfrenta nuestro cerebro al tomar una decisión.
Y lo es porque, por definición:
Estamos predispuestos a elegir la opción por defecto antes que cualquier otra.
Una realidad que condiciona nuestras vidas, ya que si no decides (que es lo que de hecho sucede cuando caemos en este Sesgo) otro está decidiendo por ti.

Origenes y experimento


El Sesgo de Status Quo explica forma parte tanto de la Teoría de las Perspectivas de Kahneman y Tverski como de la Economía del Comportamiento de Richard Thaler.
 
Pero quienes aportaron verdadera luz sobre el mismo fueron los profesores William Samuelson (Boston University) y Richard Zeckhauser (Harvard University) en 1988 en su artículo Status Quio Bias in Deccision Making’ publicado en el Journal of Risk and Uncertainty.

En el mismo mostraron la fuerza de este Sesgo con experimentos y cuestionarios como el siguiente:
  • Entregaban a una serie de voluntarios un texto en el que les decían que eran lectores habituales de prensa económica, tema que, por lo tanto, conocían y dominaban.
  • Les decían que, por el fallecimiento de su tío acababan de recibir una herencia.
  • En este punto es donde había una diferencia:
    • Voluntarios X: A los integrantes de este grupo les decían que sólo habían heredado dinero.
    • Voluntarios Y: A los integrantes de este grupo les decían que habían heredado dinero junto a una serie de acciones invertidas por su tío en una empresa de riesgo moderado denominada ‘A’.
  • Todos ellos debían elegir un destino para su herencia entre estas cuatro posibilidades que se presentaban en orden diverso a cada voluntario para no condicionar su respuesta hacia la que escuchase primero:
    1. Invertir (voluntarios X) o mantener las acciones de su tío (voluntarios Y) en la empresa A cuyas expectativas eran:
      • 50% de posibilidades de obtener un beneficio del 30%
      • 20% de posibilidades de no obtener ni beneficios ni pérdidas.
      • 30% de posibilidades de obtener unas pérdidas del 20%
    2. Invertir en acciones de alto riesgo en la empresa B cuya expectativa era:
      • 40% de posibilidades de obtener un beneficio del 50%
      • 30% de posibilidades de no obtener ni beneficios ni pérdidas.
      • 30% de posibilidades de obtener unas pérdidas del 40%
    3. Invertir en bonos del tesoro con un beneficio esperado del 9%:
    4. Invertir en bonos municipales con un beneficio esperado del 6%:

Los resultados de este experimento no dejan muchas dudas.

Voluntarios X
  • Tras analizar todas las posibilidades, eligieron cada una de las cuatro posibilidades un número similar de veces.
  • En función del tipo de inversor que fuesen (agresivo, conservador...), podían decantarse por cualquier opción.

Voluntarios Y
  • Tras analizar todas las posibilidades, eligieron mayoritariamente, por encima del 60%, la opción que aquí he presentado como ‘1’.
  • Daba igual el tipo de inversor que fuese la persona en cuestión.
  • Mantenían la opción por defecto por considerarla la mejor tras estudiar todas.
  • Técnicamente decidían que la decisión que previamente había tomado otro por ellos era la más adecuada.

Tazas y chocolate


En otro famoso experimento se regala a un grupo de voluntarios aleatoriamente una taza o una barra de chocolate y, posteriormente, se le pregunta a cada uno si quiere cambiar el regalo que le ha tocado por la otra opción.

Como se entregan los regalos aleatoriamente, la lógica dice que en torno al 50% de las personas deberían cambiar, es decir, que les guste más lo que no les ha tocado, pero no es así. Apenas un 10% de la gente suele cambiar su regalo.

Y como es imposible que cada vez que se realiza este experimento se acierte aleatoriamente un 90% de las veces con lo que le gusta a cada voluntario, sólo se puede conferir que el Sesgo de Status Quo, combinado con el valor que damos a las cosas en cuanto las poseemos, es tan poderoso como inmediato.

Un Status Quo creado aleatoriamente un minuto antes se mantiene.

Aplicaciones


¿En qué se traduce todo esto en la vida diaria? En cosas que parecen muy simples como estas:
  • Heredas acciones que no hubieras comprado y no las vendes (eligió tu tío por ti).
  • No cambias el sonido del móvil o la pantalla de inicio del ordenador (eligió el fabricante por ti).
  • Abres una cuenta corriente con varias opciones y la dejas como está (eligió el banco por ti).
  • Te cambias de casa y mantienes muchas cosas como las tenía el anterior propietario.
  • Compras un determinado alimento y sólo lo utilizas en las recetas que te sugiere el fabricante en el envase.
  • Vas a un restaurante y, aunque te dan opciones para modificar un determinado plato (cambiar un ingrediente por otro, una salsa, un acompañamiento...) si no es necesario hacerlo eliges la sugerencia del cocinero.
  • Suscribes un plan de pensiones preestablecido en unas condiciones que puedes cambiar, pero las dejas tal y como vienen.
Pero también otras más complejas y que afectan al trabajo diario ya que este Sesgo es especialmente fuerte en las empresas, donde se manifiesta de diferentes modos:
  1. Se castigan más los pecados de comisión que los de omisión. Es decir, aunque públicamente se diga lo contrario, en realidad se suele castigar más a quien propone algo y falla que a quien no se significa y hace las cosas como se han hecho siempre.
  2. Cuantas más opciones hay, mayor es la influencia de este Sesgo. En un proyecto suele haber muchas posibilidades, por lo que, ante la duda, la tendencia es hacer las cosas como siempre.
  3. Fusiones o adquisiciones. En estas situaciones, o se cambia radicalmente al inicio la cultura corporativa de una de las dos o de ambas, o ésta se perpetúa, siendo una fuente constante de problemas por no lograrse una perfecta sincronización interior en la empresa resultante.
  4. Cultura empresarial. Es un fuerte condicionante para muchos procesos y modos de hacer las cosas. La frase “siempre se ha hecho así”, se pronuncie o no, suele estar muy presente incluso aunque se proclame que es una empresa abierta a los cambios y a las sugerencias de mejora. Romper esta dinámica resulta muy complicado y es muy fácil que, aunque se fiche a alguien para cambiar las cosas, sea la empresa (o sus superiores) la que le obligue a cambiar a él, perdiéndose precisamente el gran valor diferencial por el que se le contrataba.

Conclusiones

  1. El Sesgo de Status Quo sucede porque básicamente nos protegemos del daño de decidir.
  2. Cumplir el Status Quo implica menos riesgo psicológico y, por lo tanto, es lo más seguro.
  3. Si decidimos, actuamos y asumimos responsabilidades, y por eso, lo más seguro es buscar argumentos que justifiquen no hacer nada.
  4. Nos sentimos más cómodos y tranquilos si hay una opción por defecto ya que “no hay que pensar”, ya lo ha hecho otro por ti.
  5. Del mismo modo, es un arma muy eficaz en términos de Comunicación o gestión: Elige tú la opción, y la mayoría se dejará ir.
Por todo ello, antes de tomar una decisión importante, ya sea personal o profesional, deberíamos seguir los consejos de John S. HammondRalph L. Keeney y Howard Raiffa en su artículo ‘The Hidden Traps in Decision Making’:
  • No se puede despreciar en ningún momento que estemos adoptando la decisión ‘por defecto’.
  • Debemos recordar nuestros objetivos y comprobar si el Status Quo nos permite alcanzarlos.
  • Hay que plantearse las situaciones en términos de presente y futuro: ¿Servirá el Status Quo entonces?
  • Nunca se debe pensar que el Status Quo es la única alternativa: Hay que buscar otras y valorar sus ventajas y desventajas.
  • Si ya hay muchas alternativas, oblígate a escucharlas como modo de asegurarte de que no eliges el Status Quo sólo por comodidad.
  • Hay que preguntarse: ¿Elegiría esta opción si no fuera el Status Quo?
  • Es fundamental evitar caer en la ‘excusa’ de exagerar el esfuerzo y el coste de cambiar el Status Quo.
Y sobre todo, recuerda...
Si tú no decides, otro lo hará por ti.



José Carlos Vicente
lunes, 27 de enero de 2020

Licencia: 
Creative Commons

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José Carlos Vicente Díaz
Formador | Consultor | Bloguero | Toma de Decisiones
Comunicación corporativa interna/externa
Madrid, Madrid, España
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Fuente: Sharing Ideas
Imagen: sesgo-de-status.jpg

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