2010-01-01

La era de las máquinas espirituales. La aceleración tecnológica y el transhumanismo.



Kurzweil y la neurociencia 
Por Paco Traver 

Ray Kurzweil es uno de esos gurúes de la tecnología que se ha hecho famoso y también rico gracias a múltiples inventos relacionados con la electrónica y la música electrónica compuesta por ordenador. Pero Kurzweil no es solamente un ingeniero de las máquinas  sino un tecnólogo de la información y una especie de profeta de las cosas que aunque ahora nos parezcan ciencia ficción están mas cerca de nosotros de lo que parece, recientemente estuvo en España invitado por la Fundación telefónica para dar una conferencia.




Esta conferencia puedes verla aqui en este video.

Tambien Punset le hizo una entrevista en el 2008 que está aqui y que habla de una de las ideas más inquietantes de Kurzweil: me refiero a un futuro de fusión entre el hombre y la máquina, de la biologia con la tecnología, es decir la emergencia de un hombre biónico.

Más allá de eso Kurzweil está convencido de que los seres humanos podremos trascender la propia biología, ir más allá de nuestras fatalidades genéticas y reproducir y copiar los genes benevolentes para trasplantárselos a otros (no dice a qué precio), pero el futuro que dibuja es realmente escalofriante y plantea numerosas dudas éticas, empresariales, de investigación médica y aun metafísicas.

Será por eso que su ultimo libro ha sido llamado “La era de las maquinas espirituales” y que nace como continuación del anterior “La era de las máquinas inteligentes”. Kurzweil toma prestados ciertos argumentos de Julian Huxley y del transhumanismo para hacernos llegar ese mensaje predictivo que parece reposar en una verdad axiomática: la tecnología es un invento del hombre que nos permite construir nuevas tecnologías y que por tanto se desarrolla a una velocidad creciente y exponencial, muy veloz  si la comparamos con la velocidad de las adaptaciones biológicas que precisaron eones de tiempo para establecerse.

En este post abordé precisamente la distancia que separan al hombre moderno de sus adaptaciones ancestrales y las posibilidades fácticas o imaginarias propiciadas por la tecnología: para el hombre de hoy es más fácil hablar sin cables con alguien de un país extranjero que curarse una diabetes tipo II debido a portar el maldito gen de la resistencia a la insulina, naturalmente esta disonancia es difícilmente explicable en términos técnicos, pero hay algo que no sabemos hacer más allá de los paternales consejos sobre la dieta, el ejercicio o la abstinencia del tabaco.

La idea es que el desarrollo tecnológico impulsará necesariamente la invención de tecnologías de soporte por un lado pero también la emergencia de nuevas propiedades de nuestra conciencia tal y como hizo la rueda, el lenguaje o la maquina de vapor, que se verá fortalecida por el uso médico de estas misma tecnología y que arrastrará de algún modo la investigación hacia su zona de influencia.

Pero para Kurtzweil -ley de Moore en mano- el futuro ya está aquí.

Sustituir un gen averiado por un gen nuevo (en todas y cada una de nuestras células) no parece representar demasiadas complicaciones que no vengan derivadas de la nanotecnología y del precio de esas prótesis de ADN necesarias para la permuta. El problema no es tanto encontrar ese gen averiado (que en gran parte ya se conoce) sino introducirlo en nuestro organismo con garantías de que llegue al lugar adecuado. Es por eso que Kurzweil supone que el avance de las tecnologías tiene mucho que ver con las tecnologías de soporte que le son necesarias para que sostengan a las primeras.

Quiere decir que ya sabemos mucho, pero que en algunos ámbitos de nuestro conocimiento es necesario aun un pequeño empujón para hacer que los inventos trascendentes sean asequibles y baratos y logren internalizarse en su uso diario, como ya ha sucedido con el ordenador, el móvil o el fax.

La ley de los rendimientos acelerados permite establecer y predecir cuando y cómo lograremos alcanzar una determinada tecnología; así mientras nuestros conocimientos en computación crecen en una proporción logarítmica, las industrias de soporte y la manufacturación de ciertos artilugios retrasan los efectos del cambio: Piénsese en el coche eléctrico por ejemplo, si aun no es el único modelo en el mercado del automóvil no es porque no se haya conseguido ya la suficiente tecnología para hacerlo en serie, sino que lo que obstaculiza su difusión es el tamaño de la pila eléctrica y los puestos para recargar de energía sus depósitos.

Se trata de un claro ejemplo de lo que Kurzweil llama los saltos “de puente a puente”. En ocasiones el siguiente puente aun no ha sido inventado, pero sucede a veces que lo que falta es un camino fácil para transitar el camino de puente a puente sin meterse en el agua.

Personalmente estoy bastante de acuerdo con algunas de las predicciones de Kurzweil o al menos a su modelo predictivo pues aluden y recuerdan tangencialmente al concepto biológico de exaptación del que hablé aqui en este post.

La exaptación es un concepto evolucionista que según la wikipedia:

En Biología, se conoce como exaptación a aquella estructura de un organismo que evoluciona originalmente como un rasgo que provee adaptación a unas determinadas condiciones o que no es adaptativo (neutro), y una vez que ya está consolidado (generalmente, varios millones de años después) comienza a ser utilizado y perfeccionado en pos de una nueva finalidad, en ocasiones no relacionada en absoluto con su “propósito” original.

El concepto fue usado por primera vez en el artículo Exaptation – a missing term in the science of form de Stephen Jay Gould y Elizabeth Vrba, donde se trataban de explicar el origen de adaptaciones sumamente complejas a partir de estructuras sencillas sin caer del todo en la idea de la preadaptación.

El lenguaje podría ser visto como un proceso de exaptación a partir de cambios en la posición de la laringe humana -que no necesariamente fueron adaptativos en su comienzo- y que terminaron por ser usados para hablar, creando el lenguaje de símbolos que nosotros conocemos y que usamos para comunicarnos unos con otros.

La idea de Kurzweil es que las tecnologías llegan a ser útiles cuando se han convertido en información, eso fue precisamente lo que sucedió con los cambios anatómicos de nuestra laringe y nuestra corteza cerebral: terminaron por resultar útiles cuando la tecnología (uso de armas y herramientas, fuego y caza comunal) lo permitieron.

Todo lo cual permite especular que no hay tecnología banal y que es muy probablemente algo trivial lo que pueda hacer de puente entre lo que ya sabemos y lo que podemos llegar a hacer con nuestros conocimientos actuales.

Posted on diciembre 26, 2010 por pacotraver

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Fuente: Paco Traver 
Imagen: Spiritual machines 
(Recuperado desde Bligoo.com, QEPD)

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