Anatomía de la mente pensante.
Por Ignacio Gallego de Lerma Rojo.InterSer Ediciones.
Este título tan bonito de la anatomía de la mente pensante me surgió, como tantas veces, en medio de una meditación.
Estaba tranquilamente sintiendo mi cuerpo, cuando mi voz en off, esta que no para con su disco rayado, me propuso una nueva cosa para hacer hoy, que es escribir este artículo, que tal vez no encaje en una enciclopedia tipo wikipedia, pero que seguro que resulta de inspiración a algunos de los catalizadores del potencial humano que pasan por este blog.
Voy aprendiendo a que no puedo hacer caso a todo lo que esta voz planificadora me propone, pues sino, estaría todo el santo día de aquí para allá haciendo de todo, saltando de una cosa a otra y con infinitos planes. Pero esta vez voy a hacerla algo de caso, aunque sea de forma rápida, con una escritura lo más fluida que pueda.
Lo que creo que esta voz me sugería (a parte de escaparse un poco del momento presente corporal) era reflejar experiencialmente las distintas voces mentales que piden la vez dentro de mi fluir incesante de pensamientos. Y claro, con un objetivo analítico de conocerme. Vamos, que la voz que pide hacer esta anatomía mental, es parte del objeto de estudio.
Y me viene hora que para hacer esto habría que tomar perspectiva, ver con distancia y amplitud, como ocurre en algunos momentos de la meditación. Y además habría que hacerlo con mucho amor y cariño acogiendo las distintas voces que aparecen, ya que tras las ideas, creencias y palabras que se piensan hay muchas emociones (e incluso instintos) escondidos y que dan fuerza a la mente.
Jugando con 12 mentes pensantes
Planteémoslo como un juego con su toque de humor, en el que según surjan las distintas partes las vamos clasificando en su cajón correspondiente de anatomía de la mente. Y como el objeto de experimentación esta tan ligado al sujeto que experimenta, se me ocurre que hablen en primera persona, con su estilo, a ver que pasa:
1. La mente planificadora, controladora y racional:
Yo soy esta voz pensante que he montado buena parte de esta investigación tan sesuda. Más adelante habrá que mirar bibliografía y contrastar los datos con otras personas a ver si esta anatomía de la mente pensante se repite entre más sujetos.
Ya veis, me gusta encasillarlo todo y ordenar las cosa, incluso esto tan subjetivo como son los pensamientos humanos. Me parece más seguro controlar y planificar que arriesgarse a lo impredecible. Pienso, luego existo.
2. La mente escéptica, cínica y pesimista:
Ya no aguanto más ¡Que pesadez de mente planificadora! Todo el rato hablando y mareando la perdiz. ¡No vas a conseguir nada de nada! Tu lo que tienes es un miedo increíble. Pero también vas a morir ¿lo sabes?
La mente, de la que somos parte, es un caos inmenso. No hay forma de controlarla y conocerla. Nos domina. Somos sus marionetas. El mundo esta podrido. La vida es dura… y no vas a salir vivo de ella.
3. La mente mediadora que busca la paz interna:
Vamos a ver chicas, no os peguéis. Os hablo en femenino por eso de ser parte de ‘la’ mente, aunque parecéis en realidad muy masculinas en vuestros estilos (igual esto de género sirve para la anatomía de la mente pensante). Las dos tenéis razón, pienso.
Y lo digo así para que os calméis de una vez y no me agobiéis. Yo quiero la paz en la mente, para no sufrir y estar tranquila. Tu puedes razonar un poco y tu negarlo todo, pero sin levantar la voz, que no quiero líos. ¡Haya paz!
4. La mente crítica que lo juzga todo:
Vaya locura de mentes habéis salido hasta ahora. Os declaro culpables de todo lo que pasa a esta persona, incluyendo sus enfermedades y su soledad. Lo hacéis todo muy mal, sobre todo la mediadora, que tiene un estilo realmente patético.
Estás para encerrar en el sótano del inconsciente para que no la liéis más en la mente consciente. Según mis normas (aprendidas en la familia y en la sociedad) sois todas un peligro y hay que quemaros en la hoguera. ¡He dicho!
5. La mente emocional y sensible:
Cuanto enfado siento en la mente, sobre todo juzgando. También tengo miedo y por eso controlo tanto. Y siento tristeza por tanto daño que me ha hecho el mundo. Por eso, también me lleno de apatía y pereza, para anestesiarme y no sufrir en esta aparente paz artificial. En realidad, si queréis hacer una buena anatomía de la mente pensante, debéis contar conmigo, las distintas voces emocionales que sentimos desde el cuerpo.
Normalmente cuando la mente recita palabras, recrea imágenes, o canturrea una canción, lo hace para calmar mis emociones, para que no me aburra, para decirme que todo esta bien, que hay salida o que debo cambiar. Si querida mente, reconócelo, eres menos racional y más emocional y sensible de lo que creías.
6. La mente instintiva, impulsiva y sexualizada:
¡Venga! Menos cháchara y a la nevera a comer algo que tengo hambre. Y luego nos vemos una película picante que me apetece ritmo. Y esta noche toca ir a la discoteca y divertirme un poco con los amigotes.
7. La mente del papa y la mama:
¡Pero hijo mío! ¡¿Cuándo vas a asentar la cabeza?!
8. La mente que se compara con todo:
Que razón tenéis mama y papa, no soy suficiente para vosotros en comparación con mi hermano mayor y con tantas personas que trabajan duro para ser alguien de provecho. Mis impulsos me dominan y procrastino todo el santo día.
Intento meditar pero mi mente no para y se escapa. Intento escribir, pero nunca tendré la capacidad de publicar un post diario como Enrique Dans. ¡Que indigno soy! ¡Ni siquiera creo que encaje en esta anatomía de la mente!
9. La mente del niño herido y dolorido:
Siempre pasa lo mismo, os ponéis a investigar y me despertáis. Vosotros no sufrís tanto como yo. Soy un bebe vulnerable, que esta sujeto a todos los peligros del mundo. Necesito protección. Me duele vivir. Hay tantas cosas que me han dañado. He perdido muchas cosas, incluyendo la inocencia y la creatividad.
Me siento muy solo, y no sé que hacer para arroparme. La gente me da miedo, pues me han fallado tanto. Me burro y no sé quién soy. No quiero salir en la anatomía de la mente. Me quiero quedar solo con mi sufrimiento.
10. La mente que busca una salida al sufrimiento:
¿Qué puedo hacer? Me siento en crisis existencial. Ya no me gusta este juego. Necesito encontrar una solución a tanto agobio, crisis, fracaso e indignidad. Doy vueltas a posibles respuestas. Pienso en montar un nuevo proyecto, en apuntarme a grupos, en salir de mi ciudad, en escapar… Pienso, con desesperación, en salidas de mi situación. No me soporto y necesito cambios.
11. La mente que despierta al amor:
Si, en el fondo siempre estoy aquí. Soy esa voz calmada y serena que ya esta en paz. Soy amor. Aunque me niegues con tantos pensamientos caóticos, yo soy. No tienes por que hacer, buscar o pensar en nada. Ya estoy aquí. No necesitas planificar y controlar. ¡Ya eres amor! No importa si niegas la vida. ¡Estas vivo! No hace falta inventarte tu armonía ¡Ya eres paz!
Puedes juzgar… mas todo es como es. Siente tu vida que ya es bella. Mueve tus instintos en este fondo de amor digno que siempre te acompaña. Abraza a tus padres internos y externos desde esta compasión eterna. Descansa en la dignidad de Ser. Agradece tu dolor, un dolor tan humano y sincero, que te despierta a la realidad de ser vulnerable y de amar tu vulnerabilidad.
12. La mente en calma y plena de potencial:
En este espacio vacío de autenticidad y franqueza, la mente se ralentiza, pues no hay nada que ser, nada que hacer, nada que lograr. Estas en este lugar y en este momento. Lo que ocurra dentro y fuera de ti forma parte de algo que lo llena todo. Tu eres ese todo. Eres la ola y eres el mar.
También eres la sabiduría suprema y la ignorancia suprema. Descansando en mi (como mente, supermente, conciencia, amor o como quieras llamarme) toda tu potencialidad creativa, libre, sabia y compasiva puede expresarse.
Fin del juego
Hasta aquí nos ha llegado esta indagación sobre la anatomía de la mente. Un viaje experiencial por las cosas que percibo dentro de mi, y que han ido clarificándose con el tiempo.
Puede haber muchas formas de hacer esto, pero lo importante es que nos ayude a explorar los aspectos en la sombra, sanar las mentes internas enfrentadas, y conectar con este espacio que va más allá de la mente (y que acoge y toma perspectiva de lo personal).
Si te das cuenta, en estas autoindagaciones hay una exploración del preconsciente, del consciente y del transconsciente. Y creo que al preconsciente hay que recordarlo y sacarlo un poco de su escondite, al consciente hay que moverlo, clarificarlo y conectarlo con lo p, y al transconsciente hay que despertarlo para que lo abrace todo.
¿Qué te ha parecido este viaje anatómico? ¿Te mueve cosas? ¿Alguna mente más que quieras compartir de tu experiencia?
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Por Ignacio Gallego de Lerma Rojo
03/12/2014
Nacho Gallego Lerma
@nachusgalaicusConector e inspirador. Catalizador de cambios y creatividad.
Libro: 'interNet e interSer'. Blog: @InterSerEd. Terapeuta Corporal Integrativo y MBA. Videodifusor
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