Por Carlos Castillo.
Manzana Mecánica.
En 2016 dejemos de creer en 5 ideas tontas |
No te preocupes, esto no es una diatriba contra la religión. Aunque creo, como escribió Voltaire, que "los que tienen el poder de hacerte creer idioteces, tienen el poder de hacerte cometer injusticias," esto va más allá de la religión.
Desde hace décadas que intentan hacernos creer que, de algún modo las ideologías ya no tienen un lugar en la política. En su lugar, todo lo que debemos buscar es un enfoque racional para hacer frente a problemas "reales".
Entre todas las cosas estúpidas que creemos, ésta es probablemente la más estúpida.
La importancia de una ideología
Una ideología política es simplemente una colección de ideas que es más o menos amplia, en el sentido de abarcar diferentes aspectos de nuestra vida en sociedad. En efecto, cada uno de nosotros vive en una sociedad que esencialmente se mantiene unida y es conducida por una ideología política, algo de lo que uno no se da cuenta hasta que cambia la ideología, o experimentamos una sociedad diferente.
Es como el olor de la ciudad en que vivimos, algo que no se nota hasta que volvemos de un largo viaje.
Las ideologías en que vivimos están compuestas de muchas ideas, algunas de ellas buenas, algunas de ellas malas. Decir que las ideologías políticas están muertas es sólo un intento de convencernos de que no debemos revisar las ideas que conducen nuestra sociedad en un determinado momento, ya que han demostrado ser de alguna manera, correctas.
No creo que ese sea el caso. Hemos estado equivocados acerca de un montón de cosas en el pasado, incluso en el pasado reciente, y lo más probable es que continuamos estando equivocados sobre un montón de otras cosas, ahora mismo.
Las ideologías en que vivimos son muy importantes para la política, ya que determinan cuáles propuestas de cambio se consideran serias, y cuáles no. En la arena política, las ideologías determinan quién es razonable y quién insensato.
La estupidez de la resignación
Al aceptar, contra todo pensamiento racional, que la ideología política en particular en la que vivimos es de alguna manera óptima, simplemente hemos decidido que no queremos oír nada que la desafíe. Esto fosiliza creencias profundamente arraigadas, pero en última instancia, estúpidas, incluyendo:
- Que la codicia de los demás es buena para nosotros.
- Que la próxima guerra nos traerá más seguridad.
- Que toda la política y todos los políticos son malos.
- Que algo siempre va a salvarnos, o bien, que lo mejor es sentarse y esperar el colapso.
Abandonar éstas y otras creencias estúpidas no resolverá todo: uno puede tener grandes ideas y grandes intenciones, y hacer algo horrible con ello. Sin embargo, muchas de las peores decisiones que hemos tomado colectivamente durante 2015 (y aceptarlas pasivamente es parte de ello), en última instancia, se pueden atribuir a algunas de estas malas ideas que no hemos podido, o no hemos querido, revisar.
1. Creemos que la codicia de los demás es buena para nosotros
Esta es una generalización errónea de la observación de que, en determinadas circunstancias, algunos tipos específicos de codicia pueden traer beneficios sociales específicos.
Por ejemplo, cuando Adam Smith acuñó su famosa frase sobre la "mano invisible", fue refiriéndose específicamente a la preferencia de los inversores por la inversión nacional en lugar de la extranjera. En lugar de ello, hemos descartado los contextos en los que la codicia podría ser buena, y hemos aceptado esta idea como si fuese una ley universal de la naturaleza.
Creer que la codicia de los demás es buena para nosotros ha permitido a sectores industriales completos capturar a los reguladores que se supone deben evitar que nos hagan daño a nosotros (¡y a ellos mismos!).
La avaricia en nuestro sistema político significa que intereses económicos determinan lo que cambia y lo que permanece igual, mientras que los intereses de los ciudadanos tienen poca influencia.
Peor aún, la defensa de la codicia sin restricciones la ha asociado a conceptos que no tienen nada que ver con ella. Por ejemplo, poner límites a la codicia no quiere decir que no respetamos la propiedad privada. Al contrario, significa que queremos que se defienda la propiedad de los pobres también, no sólo la propiedad de los ricos.
Para mí esto no tiene nada que ver con poner fin al capitalismo. Pero tal vez estoy equivocado, y como Slavoj Zizek ha dicho en varias ocasiones, encuentro que es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo.
2. Creemos que la próxima guerra nos traerá más seguridad
En los EE.UU., los muebles pesados, como estantes inestables y grandes televisores matan a 30 personas cada año, muchos de ellos niños pequeños. Prevenir estas muertes no requeriría campañas militares costosas, sin embargo, la "guerra contra el terrorismo" parece ser exactamente lo que piensa el público de Estados Unidos que necesita hacer para sentirse seguro.
En Francia, después de los ataques en Paris, el presidente consiguió "poderes especiales" que ahora quiere hacer permanentes a través de enmiendas constitucionales. Líderes belicistas en Europa y Estados Unidos juegan con el miedo y juran que nos protegerán ... si sólo les damos a ellos, un poco más de poder.
Dicen que nos van a proteger iniciando y ganando una guerra. Al final de la guerra, habrá celebraciones con música y fuegos artificiales, y todos los que estaban en contra de nosotros se rendirán y volverán silenciosamente a casa mientras ruedan los créditos. Prometerán no volver a hacernos daño de nuevo. El mundo estará en paz.
Excepto que eso no sucederá. Jamás ha sucedido.
La paz es difícil de conseguir, y matar a la gente es una manera muy cinematográfica pero bastante ineficaz de avanzar hacia ese objetivo. La paz tiene muchos requisitos incluyendo un gobierno efectivo, bajos niveles de corrupción, un buen entorno empresarial, la aceptación de los derechos de los demás, y altos niveles de capital humano.
Muchos creen que la seguridad se logrará a través de más guerras; muy pocos se ocupan de cómo crear la paz.
3. Creemos que toda la política y todos los políticos son malos
Contrario a la creencia popular, nuestros políticos no caen del cielo. Nacen entre nosotros, y mientras que a menudo provienen de familias adineradas, al final somos nosotros los que votamos por ellos. ¿Tenemos los que nos merecemos? Tal vez.
La política es una forma de distribuir el poder, y desempeña un papel en la revisión de las ideologías. Ni la política ni los políticos son inherentemente malos. Son parte de un proceso.
El problema es que el proceso que tenemos ahora crea fuertes incentivos para que los políticos se centren en dos cosas, ninguna de las cuales es buena para nosotros.
- Primero, los políticos tienen incentivos para apoyar pública y vocalmente una o dos políticas favorecidas por votantes indecisos, no por la mayoría.
- Segundo, los políticos tienen incentivos para apoyar de forma privada y en silencio lo que sea que quieran las élites que pueden ayudarles a ser electos en su próxima campaña.
Estas cosas no van a cambiar de un día para otro, pero dejar la democracia a su suerte no hará nada para mejorarlas, a menos que ...
4. Creemos que algo nos salvará, o que lo mejor es esperar el colapso
Los políticos de los grandes partidos de centro-izquierda y centro-derecha rara vez están de acuerdo en algo. Cuando están de acuerdo en algo, por lo general se trata de algo que favorece a algún interés corporativo.
En el caso del calentamiento global, la izquierda cree que es un problema grave, la derecha cree que no lo es, y el consenso es que es un problema grave, pero debemos hacer nada al respecto.
La creencia subyacente es que algo nos salvará al final. Sí, la temperatura aumentará unos pocos grados, algunos osos polares tendrán que conseguir un trabajo en el circo, y algunas islas minúsculas quedarán bajo el agua, nada de qué preocuparse. Alguien va a inventar una app o una máquina que hará que los gases de efecto invernadero se disipen, o tal vez otros cambiarán sus hábitos para que nosotros no tengamos que hacerlo.
Este es de hecho estúpido; sobre todo teniendo en cuenta que el precio de esta estupidez será astronómicamente alto.
Algunos creen que esto es parte de un colapso inminente que, en última instancia, será bueno para nosotros. No estoy hablando sobre el día del juicio que, entre otros, extremistas cristianos y musulmanes esperan que suceda cualquier día de éstos.
En cambio, estoy hablando de una estrategia "racional", que es la siguiente.
- En primer lugar, nos abstenemos completamente de la participación política, para que los gobiernos sean cada vez más ilegítimos.
- En segundo lugar, retirándonos a la periferia del sistema, dejamos que unas pocas personas controlen la mayoría de los recursos y tomen todas las decisiones.
- En tercer lugar, permitimos que las condiciones en el planeta se deterioren hasta el punto en que sean insoportables y la gente comience a morir.
- En cuarto lugar, cortamos algunas cabezas, cambiamos el nombre de los meses del año, y comenzamos de nuevo.
Gran plan ... ¿Dónde hago clic para apoyarlo?
5. Es fácil olvidar que somos una sociedad primitiva
Al celebrar el progreso, es fácil olvidar el hecho evidente de que vivimos en una sociedad bastante primitiva. Estamos divididos, en más de un sentido. La mayoría de nosotros sólo puede comunicarse con una fracción de nuestros semejantes. Ninguno de nosotros ha dejado nunca las inmediaciones de nuestra casa.
"Tal vez cobráis menos que vuestros padres porque no tenéis ideologías" dijo el periodista Antonio Baños a masas de votantes desempleados y empleados precariamente en una entrevista.
Tenemos ideologías, un montón de ellas, el problema es que no las reconocemos como tales, las asumimos como un hecho, caminamos de puntillas alrededor de ellas, nos negamos a cuestionarlas. Debemos entender que son opiniones, no hechos, y, para citar a Voltaire una vez más, "las opiniones han causado más problemas que las plagas o los terremotos en este pequeño planeta nuestro."
Carlos Castillo @ChaToX
Lunes 4 Ene 2016
Carlos Castillo @ChaToX PhD en Ciencias de la Computación, investigador en minería de datos y computación social, particularmente en medios sociales durante crisis humanitarias. http://www.chato.cl/
Carlos Castillo (ChaTo) https://es.linkedin.com/in/chato/es
Director of Research for Data Mining at Eurecat.
Barcelona y alrededores, España.
Investigación.
Actual: Eurecat - Centro Tecnológico de Catalunya.
Anterior: Sapienza University of Rome, Qatar Computing Research Institute, Yahoo! Research.
Educación: Universidad de Chile.
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Fuente: Manzana Mecánica
Imagen: Homer
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