2019-01-05

Diccionario para directivos motivadores (II) y la psicología positiva.

La psicología positiva en la empresa es negativa: Diccionario para directivos motivadores (II).  

Por Alfonso Alcántara. 

Con tu Negocio. 

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Diccionario para directivos motivadores (II) y la psicología positiva

En este artículo voy a intentar contarte con rigor pero con humor la trampa que supone el pensamiento positivo para los profesionales y para las empresas.


Y también aprovecho para darte al final la segunda entrega del Diccionario imprescindible para directivos motivadores, que incluye 30 nuevas frases o ideas relacionadas con la gestión de personas, el liderazgo y la motivación, como ésta referida al trabajo en equipo:

Cuando los trabajadores compiten entre sí no mejora el trabajo sino la competición.

Y tal vez te interese repasar antes la primera entrega del diccionario para directivos, que publiqué en octubre, y que cerraba con esta idea de Richard Branson:

Los clientes no son lo primero, lo primero son tus empleados. Si cuidas de tus empleados, ellos cuidarán de tus clientes.

Ahora sí, hablemos de lo negativa que es la psicología positiva para la empresa, porque el mejor pensamiento positivo es el comportamiento positivo.

La llamada “psicología positiva” se ha introducido en el lenguaje profesional y de la empresa con gran rapidez. Pero a pesar del éxito y atractivo que tienen sus temas estrella (felicidad, bienestar, optimismo), carece de bases científicas y filosóficas y tiene un origen más acorde con un movimiento religioso que con el desarrollo de una ciencia, y su supuesta eficacia no parece ir más allá de los efectos atribuibles al placebo.

Además, en palabras de Marino Pérez Álvarez, catedrático de Psicología de la Universidad de Oviedo, las “propuestas positivas” tienen dos aspectos muy negativos: alimentan una tiranía de la actitud positiva y generan un optimismo con pocos escrúpulos.

¿Acaso hay psicologías que quieren ser ‘negativas’?


La psicología no es positiva o negativa, la psicología es psicología. Usar el término psicología positiva, además de redundante, es mercantilista. Tiene como finalidad generar una marca que se apropie de ideales universales como felicidad o bienestar, que han sido y son el objetivo de la psicología (sin adjetivos) y de la mayoría de las ciencias humanas y sociales.

La coletilla ‘positiva’ es una mera ‘etiqueta pseudocientífica’ para vender mejor, como publicitar una sal “sin productos químicos” para hacerla parecer más saludable. Dicho de otra forma, los principios y valores del pensamiento positivo culpabilizan a los empleados y los hace responsables únicos de su comportamiento en la empresa:

“Si quieres, puedes trabajar bien. Y si no trabajas bien, es porque no quieres”.

Pero las supuestas bondades del enfoque positivo aplicado a las organizaciones parecen alejarse mucho de los datos y conclusiones que muestran los estudios basados en la evidencia. La motivación profesional no depende de los pensamientos, sino más bien al contrario: los pensamientos generalmente son consecuencia de la motivación.

La motivación es un resultado de la interacción con las condiciones, el contexto y las personas con las que se trabaja.

Una persona puede actuar y sentirse de una manera muy motivada durante un tiempo, con unas funciones determinadas para las que tiene unas competencias relacionadas, junto a un equipo concreto de compañeros, y en un espacio específico de la empresa.

Pero esa motivación puede sufrir grandes fluctuaciones si se producen cambios en algunos de los factores mencionados: cambios en las funciones o tareas asignadas, cambios de equipo o compañeros o cambios de espacios de trabajo.

Por ejemplo, una investigación de Lee Sunkee en 2017 (Carnegie Mellon University), reveló que la organización espacial de las personas y de los equipos en las empresas tiene efectos importantes sobre la productividad.

En ese experimento, los equipos de comerciales mejoraban su desempeño si se colocaban más cerca, siempre que se tratara de profesionales con experiencia y que no tuvieran relación previa entre ellos.

Dicho de otra forma, solo cambiar de sitio puede generar cambios en la motivación y en los resultados. La motivación ni se tiene ni se trae, es un resultado de las condiciones en las que se vive y se trabaja.

La motivación tampoco depende de que las actitudes sean “positivas” o “negativas”. De hecho, nuestras actitudes profesionales también son una consecuencia de esas mismas condiciones bajo las que trabajamos y vivimos.

— Martínez, usted tiene que venir motivado de casa.
— Jefe, le prometo que yo salgo motivado de casa, pero es entrar en la empresa y se me pasa.

Uno de los efectos adversos de la proliferación de las frases y citas positivas es el optimismo placebo: preferimos rodearnos de personas y mensajes que dicen que las cosas nos irán bien (aunque no puedan saberlo), porque así evitamos preocuparnos y tener que realizar nuevos esfuerzos de planificación y prevención de posibles problemas.

Caricaturizando la situación, podría decirse que la gente elige trabajar con personas que les mientan con una sonrisa antes que con buenos analistas que nos guíen sobre las cosas que nos irán mal.

A la gente le encanta la ciencia hasta que le dice aquello que no quiere oír. Jennifer Ouellette.

La finalidad última del optimismo es hacer sentir más confiadas a las personas en un mundo lleno de incertidumbres. Esa ilusión de seguridad y confianza es la que atrae a millones de personas a los libros de autoayuda que invitan a pensar en positivo, una ilusión que Bertrand Russell, uno de los eminentes filósofos cientifistas, seguramente hubiera combatido hoy con esta frase que reivindica el papel del conocimiento científico:

Los problemas del mundo se deben a que los ignorantes están completamente seguros y los inteligentes llenos de dudas.

La vida y la empresa han sido conquistadas por un vocabulario de la felicidad, que ha sustituido el vivir o trabajar bien, por el perseguir sueños.

La periodista @CarolinaG1978 escribió en El País (2 septiembre 2013) un artículo sobre la nadadora estadounidense de larga distancia Diana Nyad. Con 64 años, batió el récord que llevaba persiguiendo desde hacía 35 años para ser la primera persona en atravesar a nado desde Cuba a Florida, 166 kilómetros, sin protección contra tiburones.

Ninguna persona lo había hecho en una distancia tan grande, sin traje de neopreno, ni aletas. La nadadora, en plan gurú de la autoayuda, quiso dejar tres mensajes inspiradores:

— Siempre hay que perseguir los sueños.
— Nunca eres demasiado mayor para alcanzarlos.
— Es necesario tener un buen equipo detrás para conseguir grandes objetivos.

Este tipo de lenguaje positivo y grandilocuente se ha instalado incluso en la cultura popular, creando presión en las personas que ya no pueden “conformarse” con conseguir un empleo sencillo en el que se sientan valiosos, reconocidos y con un salario razonable.

Ya no es suficiente plantearse como objetivos importantes el poder acceder a una vivienda digna, ocuparse de su familia, disfrutar de tiempo libre y contar con los recursos y la mínima seguridad para vivir sin angustia. Ahora también deben “perseguir sus sueños“ y no resignarse a ser profesionales sin glamour.

Tras esta retórica del optimismo existencial y de los grandes retos de superación como forma de vida se esconde la verdad: es fácil recomendar a otros perseguir el éxito cuando uno ya lo ha conseguido. Las personas que no lo consiguieron, obviamente la inmensa mayoría, no pueden dar su opinión porque quedaron en el camino y no suelen tener voz.

De hecho, incluso aunque hayas fracasado, el pensamiento positivo, siempre cansino, tiene un mensaje para ti: “te arrepentirás mucho más de no haberlo intentado que de haberlo intentado y fallar”.

¡No tenemos escapatoria de las frases wonderful!

La nadadora, tras cuatro intentos fallidos, reconoció que tuvo suerte en este último, porque el tiempo había sido mucho más favorable que en ocasiones anteriores.

Es sorprendente que haya que recordar que las circunstancias de partida, las condiciones actuales y el azar son determinantes en la vida de las personas, en sus intereses, motivaciones y posibilidades.

Por cierto, que también declaró que tras su hazaña no volvería a dar una brazada más. Una pena, perdió la oportunidad de afirmar que “lo importante no es la meta sino disfrutar del camino”. Seguramente porque no lo disfrutó mucho.

Cuidado con las presiones sociales sobre lo que supuestamente debería gustarnos y deberíamos conseguir. La vida puede llevar a plantearte grandes retos, pero generalmente nuestras verdaderas motivaciones tienen más que ver con lo que ya hacemos ahora que con esos grandes sueños para los que no diste nunca un paso.

En todo caso, si se trata de hacer frases grandilocuentes, yo también puedo intentarlo:

“Te arrepentirás más de no haber disfrutado la vida sencilla que ya tienes que de intentar alcanzar un ‘sueño’ que te obligaste a perseguir”.

Y antes de que te vayas, te paso la segunda entrega del diccionario para directivos, que incluye 30 nuevas frases e ideas de gestión de personas, motivación y liderazgo. ¿Con cuál te quedas?

Diccionario imprescindible para directivos motivadores (segunda entrega)


  1. EMPRESA 2.0. La definición de la cultura 2.0 en la empresa es “compartir”. Compartir es el primer paso para colaborar, que requiere un modelo organizativo que lo facilite y rentabilice.
  1. EQUIPOS. Cuando los trabajadores compiten entre sí no mejora el trabajo sino la competición.
  1. ESPECIALIZACIÓN. Un directivo no es un líder en general, sino que ejerce liderazgo en sectores, metas, contextos y equipos concretos.
  1. EXCELENCIA. Un directivo que no persigue la excelencia no es un líder, es solo un gestor.
  1. ÉXITO. La gente que inventa algo es la última en superarlo para crear algo nuevo. Clayton Christensen, El dilema del innovador.
  1. EXPECTATIVAS. Un líder debe controlar sus expectativas, porque los profesionales de su organización no son lo que el directivo quiere, son lo que son. @DidacLee
  1. EXPERIMENTAR. El que no aplique nuevos remedios debe esperar nuevos males, porque el mayor innovador es el tiempo. Francis Bacon.
  1. FLEXIBILIDAD. El secreto del éxito no es prever el futuro, sino crear una organización que prospere en un futuro que no puede ser previsto. Michael Hammer.
  1. FUTURO. Si una empresa quiere entender el futuro, lo que necesita aprender va a aprenderlo fuera de su propia industria. Gary Hamel.
  1. GENERACIONES. Un empleado millennial de nuestra propia organización es el mejor mentor digital de nuestro líder. @shidalgoti sobre @luispardo1, CEO de @SageSpain
  1. HABILIDADES SOCIALES. Lo peor de trabajar en equipo es tener que informar al resto de los compañeros de que son menos competentes que yo.
  1. HUMILDAD. El poder no lo tienen los directivos, lo tienen la competencia y el mercado, que son como el agua y van donde quieren. @SethGodin
  1. ILUSIÓN. Las empresas no deberían gestionar el talento sino el entusiasmo.
  1. IMPLICACIÓN. El poder del líder no es “comprar” profesionales, sino conseguir que los trabajadores hagan suyo su trabajo.
  1. INDIVIDUALIDAD. La paradoja de la sabiduría de masas es que las mejores decisiones del grupo vienen de las decisiones individuales independientes, e incluso del conflicto, y no de la unanimidad. James Surowiecki, La sabiduría de los grupos.
  1. INERCIAS. Para generar un cambio consistente en la empresa hay que gestionar la resistencia de los profesionales, pero también tener en cuenta la cultura y las inercias de la organización.
  1. INFLUENCERS. Liderar es aplicar el talento para influir en profesionales y equipos.
  1. INNOVACIÓN. Innovación no es ver lo que nadie ha visto aún, es pensar lo que nadie ha pensado pero todo el mundo ve. Schopenhauer.
  1. INNOVADORES. Muchos que se adelantaron a su tiempo tuvieron que esperarlo en sitios poco cómodos. Stanisław Jerzy Lec.
  1. INNOVAR. Investigar es meter dinero y sacar conocimiento. Innovar es meter conocimiento y sacar dinero. @jlvallejo
  1. INTERDEPENDENCIA. Un manager o un directivo es solo un profesional que necesita a otro.
  1. LIBERTAD. Nunca digas a la gente cómo hacer las cosas. Diles qué tienen que hacer y te sorprenderán con su ingenio. General George Patton.
  1. LIDERAR. Liderar es motivar a tus profesionales para que hagan lo que no quieren pero se debe hacer; y es inspirar a tus profesionales para que intenten lo que no creen que se pueda conseguir.
  1. MENTORING. Si quieres facilitar el desarrollo y la motivación de tus empleados, solo diles esto: “Trabajo para ti, ¿qué puedo hacer para apoyarte?”.
  1. MIEDO. Si necesitas utilizar el miedo para tus trabajadores has hecho una mala selección. @pilarjerico
  1. MODELAMIENTO. Liderar no es convencer ni persuadir, liderar con éxito es hacer con éxito.
  1. MOTIVAR. Dirigir en las organizaciones es conseguir que tus profesionales quieran hacer aquello que tienen que hacer.
  1. MOTIVOS. En las organizaciones, motivar no es animar, motivación es dar motivos. Y como directivo tienes que crear y encontrar esos motivos para tus empleados y colaboradores.
  1. NETWORKING. Promociona e impulsa a los buenos profesionales que conoces más que a ti mismo. El reconocimiento genera buenas relaciones y buenas oportunidades.
  1. NOMBRES. Mi intención es aprenderme los nombres de todos mis empleados antes de despedirlos. Roger Sterling, Mad Men.


Por Alfonso Alcántara (@yoriento)
30.11.18

Alfonso Alcántara Gómez

Conferenciante motivador de empresa y RRHH. Coaching de profesionales y directivos: cambio liderazgo ventas empleo humor.
Yoriento.com.
Universidad de Granada.
Madrid y alrededores, España.
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Fuente: Con tu Negocio

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Alfonso Alcántara

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