Personas derrotistas: 5 formas de cuidarte de los aniquiladores de sueños.
Por Daniel Colombo.
Redacción MDZ.
Gente tóxica: 5 formas de tratar a los derrotistas y aniquiladores de sueños. |
Todos los hemos sufrido más de una vez: los aniquiladores de sueños son esas personas que nos rodean en el ámbito del trabajo y en el personal, que siempre quieren tirarnos hacia abajo y aniquilar nuestras metas y proyectos.
Este tipo de personajes no sólo se contentan con arrojar sus frustraciones sobre nosotros, sino que hasta pueden disfrazarlas de buenas intenciones. Aquí, unos ejemplos cotidianos:
• Nuestra pareja quizás nos diga “Es que quiero cuidarte”, cuando lo que quisiera es animarse como tú.
• El jefe sentencia “Es muy bueno que quieras tener tu empresa; pero no vas a tener éxito si trabajas independiente”, cuyo subtexto es ‘cómo me gustaría a mí tener un negocio propio y no seguir haciendo dinero para estos explotadores’.
• El compañero de trabajo que afirma “jamás te van a dar ese puesto; aquí está todo arreglado”, mientras por dentro se carcome de ganas de acceder a esa posición.
• O ese amigo de años no tiembla al decirte “Deja de intentar; ya fracasaste y no hay ninguna posibilidad de que logres lo que quieres”, simplemente porque no soporta tu brillo.
Si bien puede cambiar, por lo general hay algunos patrones de conducta que se repiten:
1. Actúan como si tuviesen la verdad sobre todas las cosas, y odian el éxito de los demás.
2. Son grandes teóricos de la vida y el trabajo.
3. Sus logros son más bien patéticos, por eso les gusta destruir las conquistas de otros.
4. Juegan a la víctima del sistema, de su pasado y de cuanta cosa esté dando vuelta, para no asumir su responsabilidad por la vida desgraciada que llevan.
5. Son manipuladores y no asumen los fracasos.
6. Su forma de tener ‘éxito’ es pincharte el globo para que fracases.
Todas estas actitudes y acciones representan formas de abuso.
En cuanto a terminología, este tipo de personas descargan sobre ti munición gruesa, ya que abundan expresiones como “pero…”, “tú no sabes nada”, “jamás”, “olvídalo”, “vámonos de fiesta en vez de pensar en eso”, “la vida es una sola para que te esfuerces tanto” o la letal “Te desconozco: ya no eres el de antes”.
En muchas familias, entornos de trabajo, y, en un sentido más amplio, ciertas sociedades, el derrotismo es un estilo de vida.
Una persona derrotista es la que ya fracasó antes de empezar cualquier cosa, de tal forma que, colocados en la posición de víctima, jamás podrá hacerse responsable de todo lo que no se anima y cargará la culpa a cualquiera de los factores externos.
Lo mejor que puedes hacer frente a los aniquiladores es tener éxito: no lo soportan de ninguna manera.
Es más: en aquel momento los verás acercarse, acechando a su presa (tú), como para ver de qué forma: a) Pueden tomar ventaja del momento, transformándose en un oportunista; o b) Volviendo a punzar con sus filosas garras.
El aniquilador de sueños es una versión torpe de una película de monstruos con pésimo final para casi todos, porque, si se te ocurre prestarles atención, no van a parar hasta que decaigas. Ese tipo de personas ya están hundidos: lo que quieren es arrastrarte.
Además de intentar hablarlo de frente y sin vueltas, si alguna vez te encuentras con una persona aniquiladora de sueños estos cinco consejos te van a ayudar para saber qué posición asumir y no dejarte contaminar por su pesimismo perpetuo:
1. Nunca les reveles tus proyectos.
Deja que tus logros hablen por sí mismos. No compartas ascensos, viajes, ganancias, éxito o cualquier cosa que pueda despertar en el otro una posición no sólo de envidia, sino de querer quitártelo de raíz y aniquilar tus emociones.
2. Permanece atento a tu instinto.
Somos una especie que ha luchado toda la vida por sobrevivir. Frente a esta gente es importante que conectes con tu intuición, para activar el sentido de auto preservación que todos tenemos.
3. Cuídate de la manipulación.
Los aniquiladores de sueños son expertos en manipular tus emociones, sentimientos y hasta hacerte creer que estás equivocado y que ellos quieren lo mejor para ti.
Hay distinto tipo de sometimientos que ejecutan para provocarte: desde victimizarse con su soledad, enfermedades, pobreza, fracasos, rupturas sentimentales, etc. para hacerte saber “lo malo que eres” por no prestarle toda tu atención por dedicarte a crecer; hasta hablar mal de ti, generar permanentes malentendidos con el entorno en común y crear un halo de que eres una persona de poco fiar.
4. No los justifiques.
A veces el querer generar un marco de convivencia equilibrado -tanto en lo personal como en el trabajo- puede llevarte a querer justificar lo que hace un aniquilador en tu contra:
“pobrecito…”, “siento lástima por el/ella…”, “es así” (dándole la razón de verdad o por simple cortesía), “qué vida terrible debe haber tenido para proceder de esta forma…”, son sólo algunas de las cosas que podrías decirte. Hay una gran diferencia entre “entender” la situación del otro o su historia, y justificarla si no estás de acuerdo con su proceder.
5. Ponles freno.
En la mayoría de los casos, por más que insistas en que entren en razones acerca de tus metas y sueños, estos mercenarios emocionales van con todo lo que tanto esfuerzo te está costando. Lo mejor es frenarlos, expresar claramente tu posición sin importar cuánto redoblen sus estocadas; y, de última, alejarte para siempre.
Las personas que tienen proyectos, metas, motivación, y que encaran la vida con optimismo, entusiasmo y son resilientes para sobreponerse a las dificultades, encuentran gran oposición en la polaridad negativa que suele prevalecer en muchas situaciones.
Lo mejor es que trabajes profundamente contigo, en tus convicciones y tus certezas de que vas a poder lograrlo, para que ni un ejército de aniquiladores de sueños pueda vencerte. Un antídoto ya lo conoces: tu éxito. Súmale este otro y no falla: el poder de tu actitud positiva.
La columna de Daniel Colombo.
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• Nuestra pareja quizás nos diga “Es que quiero cuidarte”, cuando lo que quisiera es animarse como tú.
• El jefe sentencia “Es muy bueno que quieras tener tu empresa; pero no vas a tener éxito si trabajas independiente”, cuyo subtexto es ‘cómo me gustaría a mí tener un negocio propio y no seguir haciendo dinero para estos explotadores’.
• El compañero de trabajo que afirma “jamás te van a dar ese puesto; aquí está todo arreglado”, mientras por dentro se carcome de ganas de acceder a esa posición.
• O ese amigo de años no tiembla al decirte “Deja de intentar; ya fracasaste y no hay ninguna posibilidad de que logres lo que quieres”, simplemente porque no soporta tu brillo.
Seis características principales
Si bien puede cambiar, por lo general hay algunos patrones de conducta que se repiten:
1. Actúan como si tuviesen la verdad sobre todas las cosas, y odian el éxito de los demás.
2. Son grandes teóricos de la vida y el trabajo.
3. Sus logros son más bien patéticos, por eso les gusta destruir las conquistas de otros.
4. Juegan a la víctima del sistema, de su pasado y de cuanta cosa esté dando vuelta, para no asumir su responsabilidad por la vida desgraciada que llevan.
5. Son manipuladores y no asumen los fracasos.
6. Su forma de tener ‘éxito’ es pincharte el globo para que fracases.
Todas estas actitudes y acciones representan formas de abuso.
En cuanto a terminología, este tipo de personas descargan sobre ti munición gruesa, ya que abundan expresiones como “pero…”, “tú no sabes nada”, “jamás”, “olvídalo”, “vámonos de fiesta en vez de pensar en eso”, “la vida es una sola para que te esfuerces tanto” o la letal “Te desconozco: ya no eres el de antes”.
El derrotismo como estilo de vida
En muchas familias, entornos de trabajo, y, en un sentido más amplio, ciertas sociedades, el derrotismo es un estilo de vida.
Una persona derrotista es la que ya fracasó antes de empezar cualquier cosa, de tal forma que, colocados en la posición de víctima, jamás podrá hacerse responsable de todo lo que no se anima y cargará la culpa a cualquiera de los factores externos.
Lo mejor que puedes hacer frente a los aniquiladores es tener éxito: no lo soportan de ninguna manera.
Es más: en aquel momento los verás acercarse, acechando a su presa (tú), como para ver de qué forma: a) Pueden tomar ventaja del momento, transformándose en un oportunista; o b) Volviendo a punzar con sus filosas garras.
El aniquilador de sueños es una versión torpe de una película de monstruos con pésimo final para casi todos, porque, si se te ocurre prestarles atención, no van a parar hasta que decaigas. Ese tipo de personas ya están hundidos: lo que quieren es arrastrarte.
5 formas de protegerte de los aniquiladores de sueños
Además de intentar hablarlo de frente y sin vueltas, si alguna vez te encuentras con una persona aniquiladora de sueños estos cinco consejos te van a ayudar para saber qué posición asumir y no dejarte contaminar por su pesimismo perpetuo:
1. Nunca les reveles tus proyectos.
Deja que tus logros hablen por sí mismos. No compartas ascensos, viajes, ganancias, éxito o cualquier cosa que pueda despertar en el otro una posición no sólo de envidia, sino de querer quitártelo de raíz y aniquilar tus emociones.
2. Permanece atento a tu instinto.
Somos una especie que ha luchado toda la vida por sobrevivir. Frente a esta gente es importante que conectes con tu intuición, para activar el sentido de auto preservación que todos tenemos.
3. Cuídate de la manipulación.
Los aniquiladores de sueños son expertos en manipular tus emociones, sentimientos y hasta hacerte creer que estás equivocado y que ellos quieren lo mejor para ti.
Hay distinto tipo de sometimientos que ejecutan para provocarte: desde victimizarse con su soledad, enfermedades, pobreza, fracasos, rupturas sentimentales, etc. para hacerte saber “lo malo que eres” por no prestarle toda tu atención por dedicarte a crecer; hasta hablar mal de ti, generar permanentes malentendidos con el entorno en común y crear un halo de que eres una persona de poco fiar.
4. No los justifiques.
A veces el querer generar un marco de convivencia equilibrado -tanto en lo personal como en el trabajo- puede llevarte a querer justificar lo que hace un aniquilador en tu contra:
“pobrecito…”, “siento lástima por el/ella…”, “es así” (dándole la razón de verdad o por simple cortesía), “qué vida terrible debe haber tenido para proceder de esta forma…”, son sólo algunas de las cosas que podrías decirte. Hay una gran diferencia entre “entender” la situación del otro o su historia, y justificarla si no estás de acuerdo con su proceder.
5. Ponles freno.
En la mayoría de los casos, por más que insistas en que entren en razones acerca de tus metas y sueños, estos mercenarios emocionales van con todo lo que tanto esfuerzo te está costando. Lo mejor es frenarlos, expresar claramente tu posición sin importar cuánto redoblen sus estocadas; y, de última, alejarte para siempre.
Las personas que tienen proyectos, metas, motivación, y que encaran la vida con optimismo, entusiasmo y son resilientes para sobreponerse a las dificultades, encuentran gran oposición en la polaridad negativa que suele prevalecer en muchas situaciones.
Lo mejor es que trabajes profundamente contigo, en tus convicciones y tus certezas de que vas a poder lograrlo, para que ni un ejército de aniquiladores de sueños pueda vencerte. Un antídoto ya lo conoces: tu éxito. Súmale este otro y no falla: el poder de tu actitud positiva.
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Daniel Colombo
Facilitador y Máster Coach especializado en CEOs, alta gerencia, profesionales y equipos; comunicador profesional; conferencista internacional; autor de 29 libros.www.danielcolombo.com
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