2018-01-05

Desmontando la falsa Psicología: 10 mitos y realidades.

Desmontando la falsa Psicología: Mitos y realidades. 

Por Alfonso Muñoz. 

Psicomemorias.

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Desmontando la falsa Psicología: 10 mitos y realidades

La Psicología lleva varias décadas asentada en nuestra sociedad y, sin embargo, al referirse a ella una gran parte de la sociedad aún expresa ideas y realidades muy alejadas de su auténtica esencia. Actualmente, la Psicología se basa en investigaciones y experimentos más refinados que en los antaño omnipresentes divanes y laboratorios con perros salivando.


En esta colección de mitos, encontramos desde antiguas teorías ya refutadas hasta simples hechos e ideas que no se ajustan con la situación actual de una profesión en auge. Conozcamos la Falsa Psicología:

1. Solo usamos un 10% de nuestro cerebro


Esta “teoría” (sin ningún fundamento científico) se basa en la idea de que las personas no empleamos todo nuestro cerebro, sino sólo una pequeña fracción del mismo, que normalmente ronda el 10%. Sorprendentemente, caló en un gran sector de la sociedad, llegando a crecer el número de personas que afirmaban, sin ninguna prueba, este susodicho despilfarro de capacidad craneal.

¿Es esta idea cierta? Absolutamente no, y ni siquiera constituye una teoría científica como tal, al no basar sus argumentos en prueba alguna. El desarrollo y mejora de técnicas de neuroimagen puso fácilmente en jaque esta afirmación, permitiendo observar el funcionamiento cerebral in vivo.

Mediante la Tomografía por Emisión de Positrones, por ejemplo, las zonas del cerebro que se activan se ven iluminadas, y es posible comprobar cómo el cerebro se emplea en su totalidad. La estrafalaria idea se atribuye normalmente al escritor de autoayuda Dale Carnegie, autor de alguna otra cita muy popular como: “Si la vida te da limones, haz limonada”.

2. La terapia consiste en hablar


Muchas personas, incluyendo a muchos pacientes y, por desgracia, algunos colegas de profesión, creen que hacer terapia se basa en charlar acerca de los problemas de forma más o menos intuitiva, como haría un amigo. Sin embargo, ¿por qué pagamos el sueldo a personas que nos salen más caras que nuestros amigos y conocidos?

Lógicamente, un psicólogo hace algo distinto a lo que haría una amistad. Su función se basa en aplicar técnicas (terapias, tests…) concretos basados en corrientes teóricas demostradas y que, además, deben haberse demostrado efectivas para corregir los trastornos o desajustes de conducta.

Con esta farragosa definición académica nos referimos a que, aunque pueda parecerlo, no hay nada de casual en el transcurso de las sesiones, preguntas o tests que un especialista aplica, sino que obedecen a procedimientos y principios científicos.

3. No se crean nuevas neuronas, sólo las perdemos


Uno de tantos hechos asumidos por muchos científicos, hasta que quedaron anticuados hace años, era que durante el desarrollo se producían todas las neuronas que se podrían poseer y, después, mediante daños o el envejecimiento, se iban perdiendo.

Esta suerte de cuenta atrás neuronal resultaría muy dramática si no fuera porque los seres humanos poseemos una cantidad increíble de ellas (algunas estimaciones dan una cifra entre 50 y 100 mil millones) con una cantidad aun mayor de conexiones entre ellas.

Aun a pesar de esta prodigiosa reserva de células cerebrales, si sólo tuviéramos la opción de ir perdiéndolas podría repercutir en un envejecimiento más prematuro, o un peligro potencial en caso de algún traumatismo craneal o accidente. Por suerte, a pesar de que ese dogma aún se resista en algunos sectores de las facultades de Medicina, los humanos adultos sí que producimos nuevas neuronas.

Investigadores de la Universidad de San Diego, entre otros, hallaron que se producen nuevas neuronas de forma natural en el interior de los ventrículos cerebrales (unos huecos en el cerebro llenos de líquido) y en los hipocampos (estructuras muy importantes en la memoria).

Este increíble descubrimiento de la plasticidad cerebral lleva años espoleando la imaginación de los investigadores para hallar nuevas formas de luchar contra demencias, accidentes cerebrovasculares y demás trastornos.

4. Un psicólogo lee la mente


Ésta, más que una opinión extendida, es más similar a una broma generalizada acerca de nuestra profesión, y no es extraño que sea el primer comentario que reciben muchos estudiantes de Psicología al describir sus estudios.

Como es lógico, un psicólogo no tiene acceso VIP a la mente de nadie, ni a su cerebro, pero sí que tiene formación en las pautas básicas de las problemáticas y trastornos que suelen aquejarnos, por lo que, aunque cada caso sea distinto, tiene unas guías estandarizadas entre las cuales individualizar su análisis.

Además, muchos psicólogos basan parte de su ojo clínico en dos conceptos importantes: la empatía y la interpretación del lenguaje corporal. Pero estas dos habilidades, aunque resulten indudablemente útiles, deben basarse más en la experiencia y descubrimientos científicos que en características personales.

El vehículo más importante para hacer posible la ayuda del psicólogo al cliente es la sinceridad por parte de este último, además de comprometerse a cumplir unas pautas básicas que el especialista le pida cumplir.

Uno de los procedimientos más importantes es la evaluación clínica, que se vale de la experiencia del paciente o cliente para proporcionar al terapeuta toda la información necesaria para analizar la problemática en profundidad.

Por otro lado, los archiconocidos tests son la verdadera punta de lanza de la Evaluación Psicológica, por el nivel de complejidad y expansión que han ido logrando a lo largo del tiempo.

Dejando de lado algunos tan famosos y antiguos como el Test de Rorschach (el lector lo identificará con manchas de tinta) existen muchos y variados instrumentos que, aunque a veces aparenten simpleza para el que los realiza, arrojan mucha información útil para el psicólogo. Además, se aplican a todos y cada uno de los variados campos de la Psicología, desde un hospital a un juzgado, pasando por colegios, empresas, etc.

5. Psicología y Psicoanálisis son lo mismo


Otra gran creencia extendida es que un psicólogo “psicoanaliza” a sus clientes. Si tomamos este término literalmente significaría que los profesionales de la Psicología son formados en Psicoanálisis y aplican sus teorías a su ejercicio profesional. Pues bien, aunque con lo escrito sobre este tema se puedan llenar bibliotecas, comenzaremos por definir un poco para el lector las diferencias entre ambas.

Si alguna vez alguno de nuestros lectores ha dicho a algún conocido que sea psicólogo que le psicoanalice es probable que haya observado cierta mueca de incomodidad en su cara. Esto es debido a que el Psicoanálisis goza de una fama muy irregular entre los profesionales de la salud, y especialmente de la salud mental.

En sus inicios el Psicoanálisis, fundado por Freud (que como vimos en nuestro adictivo 2048 era neurólogo, no psicólogo) arrojó unas ideas rompedoras para la época, muy encorsetada en el puritanismo y los debates sobre la verdadera relación entre mente y materia. Así, Freud logró, con un discurso innovador, calar en el pensamiento colectivo y la cultura popular, a pesar de que en muchos círculos especializados sus proposiciones nunca fueron bienvenidas.

Actualmente el Psicoanálisis clásico es contemplado como una pseudociencia por gran parte de la comunidad científica internacional, al no aceptar de ninguna forma la posibilidad de que sus teorías sean incorrectas (y esto en ciencia, aunque no lo parezca, es malo). Mención especial merecen ciertas corrientes del Psicoanálisis más moderno, más centrado en investigaciones y teorías científicas que en filosóficas, consiguiendo dignificar, en cierta medida, su disciplina.

Psicoanalistas como Bowlby, Beck y otros, consiguieron dejar atrás dogmas infundados y acercarse más a la Psicología y la Ciencia. Al fin y al cabo, en Ciencia, lo que sirve es lo que puedes demostrar.

A pesar de todo, psicoanalistas clásicos como Jung y Adler, arrojaron teorías más cercanas a la evidencia actual de lo que podría parecer (dado que no poseían los métodos tecnológicos de los que disponemos hoy en día) por lo que su lectura, aún a día de hoy, resulta interesante.

6. Cerebro mamífero VS cerebro reptiliano


Los paradigmas científicos del pasado solían compartir un rasgo común: situaban en una posición privilegiada al hombre sobre el resto de animales. Esta idea antropocéntrica, en la hipótesis que nos ocupa, consistía en afirmar que nuestro Sistema Nervioso Central estaba dividido en, por así decirlo, estadios de desarrollo filogénico.

Esto significa que el cerebro humano contaba con un cerebro reptiliano, un cerebro mamífero y un cerebro humano, ordenados según niveles de complejidad, de mayor a menor.

Pero de nuevo, en el devenir de los descubrimientos de las neurociencias y la psicobiología, se observó que muchas especies de reptiles y aves, por citar ejemplos, son capaces de realizar conductas y procesos mentales mucho más complejos de los que se pensaba, incluyendo resolver puzles, empleo del lenguaje y relaciones sociales complejas.

Para estas conductas complejas se valen de zonas cerebrales que han evolucionado de forma alternativa a las nuestras.

7. La autoayuda y la Psicología están emparentadas


El efecto Barnum o efecto Forer en su versión más conocida y moderna, ha llegado para quedarse, ya sea en forma de tarot, horóscopos o libros de autoayuda. La definición de este efecto es “la observación de que los individuos dan altos índices de acierto a descripciones de su personalidad que supuestamente han sido realizadas específicamente para ellos, pero que en realidad son generales y suficientemente vagas como para poder ser aplicadas a un amplio espectro de gente.”

Esta larga descripción viene a decir que las personas tendemos a aplicar a nosotros mismos descripciones vagas y más o menos positivas.

Los libros de autoayuda, muy extendidos durante las últimas décadas del siglo XX, explotan la misma idea, sin conocer a su lector lo animan a pensar que todo cambio es posible, mediante palabras y conceptos rimbombantes para llegar a un objetivo deseable o utópico.

La Psicología aboga por hacer al cliente/paciente consciente de su funcionamiento y situación psicológica, convertirtiéndolo en parte central de su recuperación o cambio, ya que, evidentemente, no se puede obligar a nadie a ser tener menos ansiedad, depresión, etc.

El compromiso del cliente en tareas clínicas es crucial y el objetivo final será dotarle de las herramientas psicológicas adecuadas (y con cariz científico) para que no dependa del profesional en un futuro y se convierta, a la larga, en su propio terapeuta.

8. El psicólogo se dedica a la consulta y el colegio


La consulta y el centro escolar son los lugares más comunes donde encontrar a un profesional de la Psicología y, sin embargo, hay psicólogos en casi cualquier rincón de la actividad humana. Desde laboratorios de investigación hasta empresas y juzgados, en los que participan como peritos, pasando por centros penitenciarios, cuerpos de seguridad e incluso estudios de arquitectura (aunque en este campo su papel es muy limitado).

El ámbito del psicólogo está allá donde el estudio del cerebro y mente humana tenga sentido, sin olvidar el mismo objetivo en otros animales, donde (además de ser empleados como modelos para aplicar teorías y descubrimientos antes de exportarlos a las personas) resulta interesante el estudio del cerebro y capacidades animales per se.

9. Relacionar la personalidad con el hemisferio cerebral


Desde que se popularizara que algunas funciones se basan más en un hemisferio cerebral que en otro, se ha comenzado a dar un mal uso al concepto de lateralización cerebral, confundiéndolo en muchas ocasiones con los propios rasgos de personalidad.

Así, como se ha encontrado que el componente formal y analítico del lenguaje y la percepción se basan más en el hemisferio izquierdo, y los componentes emocionales y abstractos en el hemisferio derecho, en muchos casos se identifica a personas más proclives emocionalmente que otras como más de hemisferio derecho, y viceversa.

Ambos hemisferios se comunican y colaboran continuamente, y cuando la comunicación no se produce correctamente, o se interrumpe, da lugar a fallos en los procesos mentales.

Una confusión similar se produjo cuando comenzó a relacionarse de forma errónea el trastorno bipolar con los cambios rápidos de opinión, cuando en realidad consiste en la alternancia de episodios de gran actividad y manía con otros de hipoactividad y depresión.

La personalidad es una construcción psicológica y social muy compleja (tal es así que muchos profesionales aún no se ponen de acuerdo al respecto) basada en mucho más que en zonas cerebrales, en el que las experiencias previas y la educación influyen de forma trascendental, y que además, va cambiando en cierta medida a lo largo de la vida.

10. Descubriendo la verdadera Psicología


Hemos podido comprobar cómo muchos sectores de la sociedad aún desconocen gran parte de la realidad actual de la Psicología y, sin embargo, que las personas busquen ayuda para resolver sus problemas y puedan beneficiarse de este conocimiento científico depende en cierta medida de lo que puedan esperar de sus profesionales.

Como si del tratamiento de un trastorno se tratara, sustituir los mitos que rodean a este prolífico campo de estudio que son el comportamiento y el cerebro, sustituyéndolos por una visión más ajustada a la realidad nos permitirá avanzar como ciencia y, en su fin último, beneficiar a la sociedad en el proceso.


Alfonso Muñoz
08/sept/2014

Sobre Alfonso Muñoz

Psicólogo formado en Italia en Psicología Clínica y Jurídica. Anteriormente estudiante interno de Evaluación Psicológica, participó en una tesina sobre psicopatología en militares y una investigación en el Laboratorio de Conducta Animal, Aprendizaje, Cognición y Neurociencia de la Universidad de Sevilla. Es además Experto Universitario en análisis del terrorismo yihadista, insurgencia y movimientos radicales.
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Fuente: Psicomemorias

Imagen: Psychological myths


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