12 lecciones aprendidas en 12 años de transformación digital.
Por Julen Iturbe.
Consultoría Artesana.
12 lecciones aprendidas en 12 años de transformación digital |
El título de este post se inspira en Dion Hinchcliffe a cuenta de su último y fantástico artículo: What We Know About Making Enterprise Social Networks Successful Today. En este excepcional repaso a lo que él denomina Enterprise Social Networks (ESN) nos vierte sus conclusiones para un óptimo aprovechamiento de las tecnologías sociales, por llamarlo de alguna manera.
Yo me he permitido el lujo de utilizar el término transformación digital porque es el que estamos utilizando ahora mismo para tratar de describir la globalidad ante la que nos encontramos. Sin olvidar, claro está, que hay una infinidad de detalles que generan éxito o fracaso y que hay que atenderlos. Vamos, enfoque de teoría de sistemas obligatorio, diría yo.
Pues bien, comparto aquí doce conclusiones extraídas de mi experiencia tras doce años escribiendo en este blog sobre lo que ahora llamamos “transformación digital” y que quizá comenzó con aquello de la empresa 2.0.
1. La capa base sigue siendo la actitud y aptitud de las personas.
No solo es cualificación, que también, sino que se trata de impulsar una actitud proactiva no ya ante la tecnología sino, en general, ante el manejo de información como materia prima fundamental con la que construimos competitividad hoy en día.
2. Hay que dejar paso a quienes fluyen por mejor por las tecnologías.
Lo digo porque no siempre sucede que sea el equipo directivo. Cualquier organización necesita aprovechar lo mejor de su gente y en este caso puede ocurrir que tengamos mucho talento desaprovechado. ¿Quiénes son las personas de tu organización que mejor se manejan con las tecnologías? Pues esas deben tener un papel protagonista en tu transformación digital.
3. Lo digital es transversal a cualquier actividad, empresarial o no.
Esto quiere decir que se debe incorporar sí o sí en el análisis de los proyectos ya existentes o de los que están naciendo. Estamos en 2017 y no hay elección: hay que darle su espacio y dibujar la estrategia más inteligente de acuerdo con las oportunidades que ofrece el mercado y las fortalezas de que dispongamos.
4. Conviene no acelerar demasiado prometiendo mejoras espectaculares.
Sí, pueden llegar, pero el tránsito hacia la transformación digital necesita no dejar cadáveres en el camino. Como hace mucho tiempo ya le escuché a Genís Roca, de nada sirve llegar arriba si resulta que solo llega un puñado de iluminados. En el carro de lo digital necesitamos a todo el mundo. Hay que hacer mucha pedagogía para trasladar las ventajas de subirse a este carro.
5. Los departamentos de Sistemas de Información necesitan reinventarse para hablar, de verdad, del negocio.
Desde una función técnica tienen que evolucionar hacia una función estratégica, de amplio espectro, que mire a la propuesta de valor que realiza el negocio y que aporte en esa dirección. Mucho por cambiar en este ámbito, desde luego.
6. Las personas, de acuerdo con su educación (formal e informal) y el tiempo en que viven, desarrollan actitudes vitales diferentes.
Las organizaciones son hoy amalgamas de personas de diferentes generaciones, con formas diferentes de entender la gestión y llevarla a cabo. No es que las nuevas sean mejores que las anteriores, son simplemente diferentes y cada cual debería sumar. Cuidado con el choque de trenes generacional.
7. La tecnología genera ansiedad por los cambios constantes a los que aboca.
Puede generar rechazo por el simple hecho de que las supuesta beta permanente sumerge a la gestión en una constante tendencia a la ineficiencia. Ya nos lo dijo Barry Schwartz, con tanta oferta que se renueva cada día, la percepción puede ser la de que siempre contamos con una tecnología inadecuada, porque ya hay otra mejor. En palabras de un buen amigo, Josu Orbe, en asuntos de tecnología es importante estar a la penúltima.
8. Apostar a una determinada tecnología y sus herramientas -y solo a ellas- puede resolver la tendencia a la dispersión que provoca el exceso de oferta.
Pero cuidado con hacernos dependientes de algo que no controlamos. Siempre se necesita un plan B porque ante un giro brusco de nuestra tecnología, podemos tener problemas de flexibilidad. Y hoy esta es una palabra clave.
9. Lo digital admite diferentes niveles de apuesta:
Cada organización puede optar por situarse en ese continuo con mayor o menor ambición. Pero no puede no hacerlo. Sea cual sea su apuesta, necesita explicitar su estrategia respecto a lo digital. Es un ejercicio sano que obliga a mirar fortalezas y debilidades y a auscultar lo que el mercado está exigiendo. Toda organización debe tener explicitada su estrategia digital.
10. Dion Hinchliffe escribe sobre lo que ha venido en llamarse WOL (working out loud).
La extimidad propia de nuestros tiempos es un rasgo que provoca extrañeza e intranquilidad en muchos equipos directivos. Pero es lo que hay. Es una característica de los tiempos actuales. Si viene dada en las nuevas generaciones, mejor que luchar contra ella, ¿cómo nos podemos aprovechar de una práctica consciente y admitida de WOL?
11. Sea como sea, la transformación digital necesita poner sobre la mesa mejoras evidentes de competitividad:
¿Cuáles van a ser los indicadores en los que reflejar de forma fehaciente que merece la pena dedicar tiempo y recursos a lo digital? ¿Ahorro en costes?, ¿reducción de tiempo?, ¿mayor valor añadido?, ¿incremento en la satisfacción del cliente?, ¿incorporar la voz del usuario? Lo que sea, pero aporta datos que evidencien la mejora.
12. Lo digital no elimina lo físico, el contacto directo, la mirada franca y la conversación de toda la vida.
La enriquece, añade una capa que suma. Es importante descubrir de qué manera esto se produce en tu organización. Hay que buscar ejemplos donde offline y online se autorrefuercen porque de esa mezcla surge el poder. No ya de lo digital, sino de lo digital junto a lo de toda la vida.
Podríamos extraer más conclusiones. Pero tantos años dando la chapa en este blog, doce cumpliremos en breve, bien merecían la pena de pararse a pensar qué hemos aprendido. Lo mismo que el señor Dion Hinchcliffe (te recomiendo sus artículos, de verdad), pero en formato más humilde, en este rincón del sur de Islandia. Nos seguimos leyendo, aquí y en el blog del doctorado, ese al que dedico ahora más esfuerzo.
Escrito por: Julen
08/03/2017
Julen
De la margen izquierda de la ría, en el Gran Bilbao. Estudié psicología y siempre me he movido alrededor de las empresas y las organizaciones en general. Con una pasión confesa: la bici de montaña.Julen Iturbe-Ormaetxe
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Fuente: Consultoría Artesana
Imagen: Digital transformation
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