La práctica inteligente. El mito de las 10.000 horas.
Por Montse Vila.Buenhabit.
La práctica, para llegar a la excelencia, ha de ser “deliberada”. De poco sirve repetir y repetir mecánicamente los mismos movimientos o ejercicios, sin modificar nuestra forma de ensayo.
Anders Ericsson profesor de Psicología de la Universidad de Florida estudió a miles de estudiantes de una academia de élite de música en Berlín y descubrió que los violinistas que tenían el potencial de alcanzar fama mundial habían practicado alrededor de 10.000 horas antes de alcanzar los veinte años, mientras que el resto había entrenado no más de 2.000 horas en el mismo período.
Estos mismos estudios se hicieron con pianistas, ajedrecistas y atletas y los resultados avalaron la “teoría de las 10.000 horas” que concluye que se necesitan unas 10.000 horas de práctica en un lapso de aproximadamente 10 años, a edad temprana, para llegar a alcanzar la excelencia.
Practicar, practicar y practicar es pues el secreto. Sin embargo, Ericsson observó que esto no es suficiente.
La práctica, para llegar a la excelencia, ha de ser “deliberada”. De poco sirve repetir y repetir mecánicamente los mismos movimientos o ejercicios, sin modificar nuestra forma de ensayo. Así los mediocres llegan a automatizar sus prácticas, incurriendo en los mismos errores, por pequeños que sean, una y otra vez y no mejoran en su disciplina.
Daniel Goleman en su nuevo libro Focus denomina “práctica inteligente” a la “práctica deliberada” a que se refería Ericsson. Para mejorar una habilidad es preciso focalizar la atención en el ensayo. La práctica repetida nos permite transferir el control de una tarea que se realiza primeramente con esfuerzo deliberado a realizarla sin esfuerzo y de forma rutinaria.
En este punto radica precisamente la diferencia entre expertos y aficionados.
Los aficionados llegan a un punto en que se muestran satisfechos con sus habilidades y ya no precisan concentrarse plenamente en su tarea, realizándola de forma rutinaria. Mientras los expertos nunca dejan de prestar atención plena a su praxis. Se concentran activamente en los movimientos que deben perfeccionar, corrigiendo y ajustando continuamente sus modelos mentales.
Ericsson en sus estudios constató que los genios nunca dejan de tener un mentor, un entrenador o un coach experimentado que les proporciona feed-back sobre aspectos a mejorar . Los que llegan a la cima jamás dejan de aprender y entrenar y sí lo hacen sus habilidades descienden o se estancan.
Conocer nuestros puntos débiles nos permitirá utilizar estrategias de mejora continua. Sin embargo, la práctica inteligente no se basará únicamente en la concentración en estas debilidades, sino que centrarnos también en nuestras fortalezas nos dará seguridad y aliento para avanzar . La visión positiva motiva el placer y el disfrute en la práctica.
Podríamos definir que las claves de la práctica inteligente son una combinación de alegría, estrategia inteligente y concentración.
Que tengáis un buen día.
Montse
Fuente de referencia: Focus de Daniel Goleman editorial Kairós
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Publicado por Montse Vila en 22:22
jueves, 17 de octubre de 2013
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Fuente: Buenhabit
Imagen: 10000h
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