Cinco estrategias para evitar la infoxicación.
Por Carlos Fernández Oropesa.
El Rincón de Sísifo.
Hace
ya algunos años Alfons
Cornella definió la infoxicación
(también conocida como intoxicación
o sobrecarga
informacionales) como la ansiedad
que surge cuando dispones de más información de la que humanamente
puedes procesar.
Todos
los que nos dedicamos a otear el panorama informativo en la Red, con
ínfula de gestores del
conocimiento, hemos caído alguna
vez en ese estado de bloqueo y angustia que produce comprobar que
llega un momento en que no somos capaces de leer un artículo
completo, que no nos cabe un
titular más, que no recordamos donde vimos tal o cual cosa o,
simplemente, que hemos perdido un tiempo precioso y no hemos
encontrado nada de interés.
Dice
un viejo refrán castellano que quien
da consejo no pedido, pierde el consejo y el amigo.
Hoy vamos a asumir el riesgo e intentaremos compartir 5
medidas para que la
infoxicación no
acabe con las ganas de actualizar y ampliar tus conocimientos, e
Internet sea una experiencia
agradable
y productiva, en vez de un vórtice que te arrastra, consume tu
tiempo y te bloquea. Son éstos:
1.-
¿Ocio o negocio?:
Todos
tenemos aficiones
y en Internet podemos encontrar miles de páginas sobre literatura,
cine, música, pintura, deporte, informática… que por sí mismas
pueden llegar a colapsarnos.
Si dedicas una parte de tu tiempo de navegación a ampliar tus
conocimientos, céntrate
en las fuentes profesionales de tu interés y no dejes que ninguna
otra actividad internáutica te distraiga. Deja las páginas
dedicadas a tus aficiones, la lectura del correo o el retuiteo,
para los momentos de relajación.
2.-
¿Cueces o enriqueces?:
En el
punto anterior hemos aludido a las fuentes profesionales de interés.
Pero ¿realmente sabes
lo que buscas?¿aún utilizas la carpeta de favoritos con un
maremagnum
de direcciones entremezcladas? Datos
recientes revelan que diariamente se publican 900.000
posts
como éste y unos 50
millones de tweets. ¿Realmente crees que puedes seguir sin disponer
de una carta de navegación
eficaz? Para ello, nada como un
agregador o lector de feeds,
a ser posible en la nube.
Así tendrás acceso a tus fuentes favoritas en casa, en el trabajo y
en tus dispositivos móviles.
Y, por
supuesto, un agregador en el que tengas ordenadas
-según tus
necesidades- las fuentes que consideras fundamentales (por ejemplo un
NEJM o un BMJ), de las que consideras secundarias (un Chest o un
Neurology). Damos por hecho que no
existe la carta de navegación
perfecta. Y que ésta irá madurando
al ritmo de tus clicks.
Pero no hay nada mejor para no encontrar
nada que no saber lo que se
busca.
3.-
¿Cuánto eres capaz de leer en un día?
Todos
sabemos que por muchos artículos que entren en nuestro lector de
feeds, hay días de mucho y días
de nada.
Para separar el grano de la paja, nada como hacer una lectura rápida
de los titulares y señalar
como elemento destacado
(en la jerga de Google Reader) el artículo cuya lectura nos
interesa. Con esta táctica podremos seleccionar diariamente un
máximo de 10
artículos ¿te los vas a leer todos? que podemos compartir
en nuestra red social favorita,
leer en el momento o más adelante. No olvidemos que los agregadores
permiten hacer búsquedas
y almacenar los elementos destacados
a buen recaudo, por lo que nunca perderemos el trabajo de selección
realizado.
4.-
¿Hacen falta alforjas para este viaje?
No hay
nada más patético
que pasar una tarde navegando y no recordar al día siguiente dónde
vimos tal gráfico o cuál artículo. Para evitarlo, recomendamos
utilizar alguno de los programas que nos permiten ir capturando
las cosas que nos interesan. OneNote,
Evernote o
Springpad
son tres buenas elecciones, ya que nos permiten ir guardando los
enlaces, artículos, infografías, etc que consideremos de interés y
ordenarlas
utilizando etiquetas, organizarlas por temas (diabetes, seguridad,
hipertensión, gestión…) y por supuesto, hacer búsquedas.
5.-
¿No tienes otras cosas que hacer?
Para
que tu pesca en este río revuelto
sea fructífera, debe tener un hueco
bien delimitado en tu agenda. Si dedicas -por ejemplo- 1
hora diaria de navegación a informarte/formarte, procura que esa
hora sea productiva y que no
se extienda más de los 60 minutos inicialmente previstos. Con esto
obtendremos dos
beneficios: pondremos en valor el tiempo que dedicamos
a nuestra formación (no es lo mismo navegar sabiendo que tenemos 1 h
por delante que sabiendo que disponemos de todo el día) y evitaremos
que Internet devore
nuestro tiempo libre. Dejar de hacer otras cosas porque estamos
enredados,
es un síntoma de alarma que
nos debe hacer reflexionar sobre cómo nos organizamos y qué grado
de eficacia tiene nuestra navegación.
Terminamos
por hoy.
A menudo, muchos lectores nos preguntan cuántas horas pasamos al día en Internet. Unos días muchas. Otros ninguna. Lo que sí intentamos es que el rato dedicado al trabajo, sea de provecho. El dedicado al ocio (tuitear con los amigos, responder el correo, leer alguna revista o periódico, escuchar música…) forma parte de otro momento, en otro hueco de la agenda. Esperamos que estos pequeños consejos te sean de utilidad y te sirvan para optimizar tu tiempo. Y recuerda… time is money.
A menudo, muchos lectores nos preguntan cuántas horas pasamos al día en Internet. Unos días muchas. Otros ninguna. Lo que sí intentamos es que el rato dedicado al trabajo, sea de provecho. El dedicado al ocio (tuitear con los amigos, responder el correo, leer alguna revista o periódico, escuchar música…) forma parte de otro momento, en otro hueco de la agenda. Esperamos que estos pequeños consejos te sean de utilidad y te sirvan para optimizar tu tiempo. Y recuerda… time is money.
Publicado
el 31
enero 2011 por Carlos
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Fuente:
El Rincón de Sísifo
Imagen: Infomanía
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