Las dos lógicas de la Innovación. Primeras notas para unir puntos y datos.
Por Elisabet Roselló.
Elisabet Roselló.
Las 2 lógicas de la innovación. Enfoque industrial o de sociedad-red |
Uno de los leitmotivs de nuestro momento, especialmente en los entornos corporativos (ya sean privados como las empresas y multinacionales, ya sean públicos como algunas administraciones o instituciones culturales y científicas) es que hoy en día innovar es una necesidad, un proceso obligatorio a integrar en cualquier organización o en el día a día del emprendedor.
La renovación y obsolescencia como nueva forma de sobre-existir. Mirando las fórmulas que están en juego para innovar, me doy cuenta que existen dos grandes corrientes o miradas respecto a la innovación, incluso cuando cualquiera de ambas se apropian de términos como “social” o “open/abierta”, y que, apuesto, una ya tiene los días contados.
La primera se trata de un enfoque tradicional industrial, un enfoque clásico que atiende a la protección del conocimiento y la propiedad intelectual, y la gestión de la información desde una estructura cerrada y altamente vertical y jerarquizada. La segunda busca amoldarse en las lógicas de la sociedad red, y sigue evolucionando hacia los retos que están emergiendo a raíz de las crisis del capitalismo (incluyendo el cambio climático), que toman forma bajo términos como “posdigital” o posnormal.
El enfoque de la Economía Industrial
Traducido, quiero decir que existe una cada vez más clara diferencia entre dos lógicas económicas y políticas, al fin y al cabo, que influyen en el enfoque de la innovación: una es la hegemónica, que bebe de la tradición de las anteriores revoluciones industriales, de las formas de organización en el trabajo: la ordenación racional y “científica” del espacio y los trabajadores, los flujos de trabajo e información, etcétera. Ya sabéis, lo que el Taylorismo, Fordismo, Toyotismo… La segunda luego la explico con más calma.
Bajo esta perspectiva, la innovación se concebía hasta hace sólo un par de décadas -y aun reside en muchas grandes empresas- como un proceso de generación de ideas hasta la puesta en el mercado (esto último es importante para esta lógica: dice que si no se adopta en el mercado, entonces no es innovación), aunque se le haya dado a la sociedad “post-industrial” (que ahora se ve que no ha existido nunca, con el bum de la ya 4º Revolución Industrial) el apelativo de Sociedad de la Información y el Conocimiento desde los años 60 (donde, siguiendo el anterior paréntesis, hoy se ubica la tercera revolución, según autores como Klaus Schwab y el staff del World Economic Forum).
La información, el conocimiento generado y aplicado para generar y disponer nuevos productos son recursos muy valiosos en un mundo donde otros competidores pueden disponer de conocimientos similares y de la misma maquinaria. De ahí que el copyright y las varias legislaciones de protección intelectual y patentes se remonten, no por casualidad, a la misma época que las revoluciones industriales.
La retención de ideas, conocimiento (traducido como cualquier tipo de conocimiento que impacte en la generación de valor, o sease, científico, técnico, sociológico, talento, procedimiento, largo etcétera) es casi como algo religioso y sagrado, en tanto que es el elemento y recurso que ayuda a producir el trabajo, a crear productos y servicios, resumiendo y generalizando mucho.
Su mayor ventaja, a priori, me atrevería a decir que son los marcos legislativos que siguen enmarcados bajo esta lógica, dando privilegio a los propietarios de las ideas, las patentes, los contenidos (y que, valga añadirse, no siempre son sus autores).
El enfoque de la Sociedad-Red
Mientras tanto, la segunda lógica comprende el funcionamiento de la Sociedad-Red, que ya no es del “Conocimiento y la Información” a secas.
Aquí viene la explicación compleja: ésta se diferencia en que se caracteriza por nuevas rutas, multi-canales, y velocidades superpuestas y segmentadas (asincrónicas+a tiempo real), en la captura de datos y la acumulación de información en cantidades ingentes nunca imaginadas hasta hace unos años, en leaks de todo tipo (esto podría dar para otros contenidos) y en una ordenación social que tiende a la descentralización y/o la distribución, y nuevos tipos de jerarquías y acumulación de poder bajo nuevas normas.
Además, a esto se añade una economía que provoca la desregulación de los mercados y su inestabilidad, que junto a las crisis económicas cíclicas y políticas tienden a lo que se conoce como “época posnormal”, que se traduce en incertidumbre o, como decía Ziauddin Sardar, “complejidad, caos y contradicciones”. Vaya, que no es exclusivo de Internet todas estas características.
La innovación se comprende desde una visión más holística: en tanto que las ideas no se desprenden de un autor individual, departamento estanco o genio en solitario al que una musa le atiende, sino que se construye por un lado en base al conocimiento y cultura previas, como un auténtico proceso de sedimentación y digestión. La auténtica innovación, aquella que rompe, se dice, suele emerger de los consagrados “grassroots”, de las organizaciones informales, radicales o al menos más horizontales que casan con la lógica de red.
Además, esta nueva visión sí coordina por completo con la innovación en la era pre-industrial: una innovación es aquella idea, forma de producir y reproducir algo (proceso) o artefacto que representa un cambio (no necesariamente más positivo) y en los que no necesariamente han pasado por lógicas de mercado. Ahí tendríamos desde la emergencia de las primeras herramientas de piedra hará cientos de miles de años, hasta la difusión de nuevas maneras de trabajar el hierro. Por poner.
Las ideas, las innovaciones producidas circulan sin orden aparentemente por la red. Un meme brillante, una nueva forma de organizarse políticamente, un nuevo software abierto. Con o sin mercado de por medio (lo siento, a mí el Manifiesto Cluetrain me parece una lavada de cerebro total de un reduccionismo tan grave que lleva a una miopía de bastantes dioptrías).
La evolución hacia la innovación abierta
En el marco de la primera lógica, digamos la clásica, se han puesto todo nerviosos desde hace una década y comenzaron a hablar de Innovación Abierta, u Open Innovation.
Desde la perspectiva de su más famoso artífice, H. Chesbrough, simplemente se trata del puro mercadeo y co-creación de patentes e ideas entre empresas, incluyendo como última (meta)innovación en este campo la compra y adquisición de start-ups.
Incluso se animaron con la co-creación, impulsando concursos de crowdsourcing o hackathons para capturar ideas a cambio de curriculum y pequeños premios, en el peor de los casos.
En el marco de la segunda lógica, la Innovación Abierta se entiende como “la” manera de innovar correspondiente a la actualidad, donde se incluyen procesos de colaboración con una gobernanza más distribuida y liberación de conocimiento. Ahora ya no se trata de retener información y encerrarla en cajitas de cristal copyrighteado, sino de permitir que circule para generar valor (si hablamos de esta lógica en conjunción con el sistema capitalista, sea moderado o como el de ahora, neoliberal).
La gestión de las ideas y el conocimiento va por otros derroteros: networking de calidad, crear colaboraciones sólidas, generar organizaciones o equipos según la necesidad (de ahí teorías como las open organization, las holacracy…). La protección del autor (al menos en sentido de justicia) irá por otros derroteros, quien sabe si con Blockchain como la gente de CreativeChain están revelando!
Innovación y Economía Colaborativa
Este pasado fin de semana tuve el lujo de asomar la cabeza por un día en el IAM Weekend (que, a partir de ahora, recomiendo encarecidamente). Profesionales de la innovación, creativos, consultores, pensadores, artistas y gente avanzada (como dirían las Bistecs) se pudo ver cómo está encajando esta segunda lógica con nuevas formas de un capitalismo más suavizado, así como de nuevas lógicas que no se vieron quizá tanto, pero enlazo desde aquí ya, descaradamente, con lógicas de economías colaborativas tipo procomún.
Aquí en Barcelona, por ejemplo, no son pocas las consultorías de renombre que están haciendo el viraje hacia este segundo modelo. Así a botepronto hablaríamos de RocaSalvatella, Infonomía o Ideas4Change.
Bienvenidas a lo que ayer era el futuro. Esto es el presente de la (post)innovación. Dejo en el tintero para otros momentos seguir con este tema. Tenía varias ideas desde hace un par de semanas que se me escribían encima, pero sé que necesita más desarrollo. ¡De momento invito a dejar comentarios y compartirlo con quien quieras!
ELISABET ROSELLÓ
1 Mayo, 2017
Elisabet Roselló Román
Cultural Researcher // Changes, Trends and Insights Strategic ResearcherInternet Interdisciplinary Institute (IN3)-UOC
Universitat de Barcelona
Barcelona y alrededores, España.
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No especificada.
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Fuente: Elisabet Rosello
Imagen: Old vs New
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