La inteligencia de las emociones.
Por Paulino Etxebeste.
Blog de Paulino Etxebeste.
Las 5 competencias principales de la inteligencia emocional |
1.- El conocimiento de las propias emociones.
El conocimiento de uno mismo, es decir, la capacidad de reconocer un sentimiento en el mismo momento que aparece, es la piedra angular de la inteligencia emocional. O dicho de otra manera, la incapacidad de percibir nuestros verdaderos sentimientos nos dejan completamente a su merced.
Las personas que tiene una mayor certeza de sus emociones suelen dirigir mejor sus vidas, por ejemplo a la hora de elegir con quién compartir sus proyectos personales y profesionales.
2.- La capacidad de controlar las emociones.
La conciencia de uno mismo es una habilidad básica que nos permite controlar nuestros sentimientos y adecuarlos al momento.
Las personas que carecen de esta habilidad tienen que batallar constantemente con tensiones desagradables mientras que, por el contrario, quienes destacan en el ejercicio de esta capacidad se recuperan mucho más rápidamente de los reveses y contratiempos de la vida.
3.- La capacidad de motivarse uno mismo.
El control de la vida emocional y su subordinación a un objetivo resulta esencial para espolear y mantener la atención, la motivación y la creatividad. El autocontrol emocional (capacidad de demorar la gratificación y sofocar la impulsividad) constituye un imponderable que subyace a todo logro.
Las personas que poseen esta habilidad suelen ser más productivas y eficaces en los proyectos que acometen.
4.- El reconocimiento de las emociones ajenas.
La empatía, otra capacidad que se asienta en la conciencia emocional de uno mismo, constituye la "habilidad popular" fundamental.
Las personas empáticas suelen sintonizar con las señales sociales sutiles que indican qué necesitan o qué quieren los demás y esta capacidad las hace más aptas para el desempeño de vocaciones tales como profesiones sanitarias, docencia, ventas y dirección de equipos y organizaciones.
5.- El control de las relaciones.
El arte de las relaciones se basa, en buena medida, en la habilidad para relacionarnos adecuadamente con las emociones ajenas. Son las habilidades que subyacen a la popularidad, el liderazgo y la eficacia interpersonal.
Conclusión
No todas las personas manifestamos el mismo grado de pericia en cada uno de estos dominios. Hay quienes son sumamente diestros en gobernar su propia ansiedad, por ejemplo, pero en cambio, son relativamente ineptos cuando se trata de apaciguar los trastornos emocionales ajenos.
Las lagunas en la habilidad emocional pueden remediarse y, en términos generales, cada uno de estos dominios representa un conjunto de hábitos y de reacciones que, con el esfuerzo adecuado, pueden llegar a mejorarse.
Merece la pena intentarlo!!
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lunes, 11 de marzo de 2013
Paulino Etxebeste Azurmendi
Educador en DIOCESANASDIOCESANAS
Bilbao y alrededores, España
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No especificada.
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Fuente: Blog de Paulino Etxebeste
Imagen: Emotional intelligence
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