Doce frases que desmotivan al equipo.
Por Raúl Alonso.
Con Tu Negocio.
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Evita ser un líder tóxico: Doce frases que desmotivan al equipo. |
“Ese
no es mi problema”, “Esto es imposible”, “No”, “Tengo que”… Hemos
reunido algunas de las expresiones que con la misma asiduidad que se
escuchan en el puesto de trabajo desmotivan al equipo o a quien las
pronuncia.
Muchos comentarios se graban a fuego y
si no quieres ser un líder tóxico, debes aprender a expresarte de forma positiva: con un mensaje
que invite a la acción, pero además con buen ánimo.
Ser
jefe es duro, nadie lo cuestiona. Son muchos los que prefieren mostrar
cierta distancia con sus subordinados para desvincular de cualquier
afectividad la relación, en especial para abordar una situación tensa
con mayor facilidad.
Sin embargo,
los modelos de gestión actuales apuestan por la horizontalidad
y la comunicación como vías de mejora de la productividad. Sin ánimo de
caer en situaciones paternalistas, sí debes ser consciente de que el
lenguaje que utilizas te acerca o aleja del objetivo.
“Esto es imposible”.
Cuando
tú o tu equipo abordáis una tarea compleja, es muy perjudicial
encabezar con esta o similares frases tu discurso. Debemos buscar en
nuestro cerebro ideas como las de ‘logro’, ‘reto’ o ‘superación’ que nos
ayudarán a desempeñar la labor con mejor talante: “¿por qué no?”.
“No es mi problema”.
Otra
de las sentencias más recurrentes y dañinas desde el punto de vista de
las relaciones con los subordinados. Aunque un empleado esté planteando
una situación personal, es importante que se sienta escuchado y
comprendido (practicar la empatía no es tan complicado), y en el
supuesto de que esté quejándose de falta de medios (“no funcionaba el
ordenador”) o una situación inesperada (“se canceló el vuelo”), deberás
analizar con detenimiento su justificación para dar una respuesta que
realmente contribuya a la resolución de la situación, de nada sirve
negar lo evidente.
“No te prometo nada”.
Incluso
cuando se acompaña del “aunque haré todo lo posible”, desmotiva
igualmente. Lo mismo ocurre con el “intentaré trasladarlo a la
dirección” y expresiones similares. Todos conocemos la complejidad de
las relaciones laborales, pero en ocasiones es mejor no moverse en la
ambigüedad: o motivas con un resolutivo “vamos a buscar una solución a
tu problema” o informas de que no se va a poder hacer nada para cambiar
esa situación.
“No”.
Según
la teoría neurolingüística, el cerebro humano no registra la palabra
‘no’ en los términos en los que en muchas ocasiones la utilizamos:
cuando decimos “no mires eso”, la reacción natural del receptor es hacer
justamente lo contrario, al menos en un primer momento mirará. Cuando
queremos prohibir una acción del equipo, es más provechoso justificar el
porqué no se aconseja hacerla, y mejor aún centrarse en lo que sí puede
(debe) hacer.
“Pero”.
Es
importante entrenarnos en el uso de esta conjunción, que cambia mucho
el significado de una frase en la función de cómo se ordene el discurso,
ya que tiende a anular la afirmación que le precede: “debes
completarlo, pero el informe está muy bien” lanza un mensaje más
positivo que si decimos “está muy bien pero debes completarlo”. Lo ideal
es huir del pero, en lugar del desmotivante “buena idea pero…” utilizar
‘aunque’ o simplemente “y” puede resultar más efectivo en muchas
ocasiones: “buena idea, y qué te parece si planteamos…”.
“Tengo que…”.
¿Si
nunca dices “tengo que ir de vacaciones” porque sí “tengo que ir a
trabajar”? Se trata de una expresión con una importante carga negativa
implícita de obligación no deseada, prueba a sustituirla por “quiero” y
la frase se cargará de energía positiva: “quiero trabajar”.
“Se hace así por pura lógica“.
Las
expresiones de prepotencia del tipo “esto se hace así porque lo mando
yo”, “no te pago para que opines” o “tú no sabes lo que yo sé” bloquean
la inteligencia grupal. Es importante que el líder reciba con buen
talante todas las aportaciones, justificando por qué se desechan de
forma humilde pero efectiva, para no entrar en debates huecos.
“Aquí siempre hemos hecho las cosas así”.
En
línea con lo anterior, este tipo de frases limita cualquier actitud de
mejora y renovación en una empresa. Aunque se funcione con protocolos
muy marcados para solventar diferentes situaciones comunes en el día a
día de la empresa, debemos tener claro que cada empleado es diferente y
debe contar con un margen de maniobra para poder apropiarse de ese
modelo de actuación.
“He oído que…”.
Una
expresión que suele preceder a una acusación hacia una persona o el
grupo, normalmente fundamentada en un rumor. El líder no debe actuar a
golpe de rumorología, pero tampoco debe permitir que se extienda. Lo más
efectivo es atajar los problemas de raíz y buscar a las personas y
situaciones que generan el problema, para mantener una conversación
privada en la que, primero, se utilice mucho la empatía para demostrar
que se entiende el problema, y segundo, se actúe con la contundencia que
aconseje su gravedad, pero siempre desvinculándolo del enfrentamiento
personal.
“En cuanto podamos vamos a…”.
Del
mismo modo que “la semana que viene” o el comodín “un día de estos”,
ten claro que no comunicas ningún compromiso al equipo. Si tu gestión se
mueve por objetivos, y si no también, es primordial que dates las
obligaciones, y si ahora no se puede atender esa tarea, ponla fecha en
uno o dos meses tomando nota en la agenda.
“Es que no haces nada bien”.
O
“que sea la última vez” o “no quiero volver a verte hasta que lo
soluciones”. Si todos aceptamos el error como humano, por qué empeñarse
en profundizar en la herida de quien lo comete. Lo mejor es
tranquilizarse, incluso pedirle que vuelva en unos minutos, para
escuchar la situación, analizarla y buscar una solución o incluso
exigirle a él alternativas. Aunque te resulte inadmisible, mientras
forme parte de tu equipo abordar los errores desde una postura
constructiva siempre es más efectivo, lo que no quita que en el plazo
medio debas buscar otras soluciones.
“Aquí mando yo”.
Acabamos
con todo un clásico del jefe autoritario, aunque quizá deba valorar que
si se ve obligado a pronunciar frases de este tipo muy probablemente
sea porque no representa en los demás los valores que pretende: son las
acciones las que construyen al líder, no los galones.
Estos son solo algunos de los ejemplos
que invitan a la reflexión sobre un modelo de lenguaje que, en mayor o
menor medida, todos practicamos sin conseguir el efecto deseado, pero
hay muchos más: ¿nos ayudas a completar el listado?
Por
Raúl Alonso (
@raulalonsoenred)
17.08.15
Raul Alonso Latorre
Periodista y experto en marketing digital: Emprendedores, Dominical de El Periódico, Forbes...
Madrid y alrededores, España. Medios de comunicación en línea.
Actual: Emprendedores, El Dominical de El Periodíco, Forbes...
Anterior: Empendedores, MRM//McCann, ConTuNegocio.es.
Educación: Universidad Complutense de Madrid.
https://es.linkedin.com/in/raulalonsolatorre
Licencia:
No especificada.
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